6 técnicas muy efectivas para evitar pensamientos negativos
Los pensamientos negativos influyen hasta en la toma de decisiones que se alejan de ser las más correctas
Existen una serie de técnicas que se pueden poner en práctica para manejar esos negros pensamientos
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Los pensamientos negativos nos atacan campando a sus anchas por nuestras neuronas y extendiéndose imparables por el torrente sanguíneo hasta invadirnos por completo. Cuando nos queremos dar cuenta vamos por la calle hasta con el ceño fruncido y el más mínimo contratiempo nos hace soltar por la boca sapos y culebras. Es hora de reaccionar porque esa nube negra de la que nos hemos apropiado solo trae problemas incluso de salud: necesitamos cuanto antes poner en práctica técnicas muy efectivas para evitar pensamientos negativos.
Lo cierto es que cualquiera prefiere que todo vaya bien y llevar a cabo de forma satisfactoria esos planes de futuro que se había propuesto. Sin embargo, a veces la vida no deja. Por mucho que uno se sepa de memoria eso de que los problemas y las zancadillas en el camino deben servir para aprender, reaccionar o cambiar, tanta cosa negativa va acaparando todo el terreno. La razón es simple: es más fácil dejar de esforzarse para darle la vuelta a la tortilla. Tampoco ayudan determinados entornos, sucesos inesperados, enfermedades, amigos y relaciones tóxicas o familiares infumables que de forma permanente atacan la paz interior.
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Al final, la negatividad que ha poseído los pensamientos genera tristeza, ansiedad y angustia impidiendo disfrutar de “los pequeños placeres de la vida”. El problema es que tal estado puede terminar generando graves consecuencias sobre la salud.
Se puede comparar el estado que puede alcanzar una persona que se deja llevar por un pensamiento negativo con una pequeña bola de nieve que empieza a rodar en la cima de la montaña y se precipita hacia abajo adquiriendo cada vez más tamaño y velocidad. Por ello es necesario ser capaz de ponerle freno. El objetivo: impedir que contamine las emociones, las conductas y el resto de pensamientos. Además, esa negatividad influye en la toma de decisiones y no suelen ser precisamente correctas o acertadas.
Existen una serie de técnicas que se pueden poner en práctica para manejar esos negros pensamientos, mantener a raya esa negatividad y revertirla. También subraya que siempre se puede pedir ayuda a un profesional ya que no hay necesidad de emprender este camino hacia lo positivo en solitario.
1.Sustituir los pensamientos negativos por otros más favorables
Resulta obvio, sin embargo, cuando una persona lo ve todo tan negro le cuesta darse cuenta de que es dueña de su mente y tiene en su mano cambiar esos pensamientos tan negativos por otros que no lo son no. Un ejemplo es cuando se recibe un diagnóstico grave e incluso nefasto. Lo fácil es tirar la toalla y pensar que ya no hay remedio, que todo ha terminado.
No obstante, el estado mental puede influir directamente en el estado físico debilitando el organismo precisamente cuando debe estar fuerte. Ante ese diagnóstico el futuro será más alentador y se verá de otro color si se plantea como un desafío o como un contratiempo a partir del cual reaccionar y disfrutar más de la familia, de los amigos o del tiempo libre.
Además, los pensamientos positivos se reflejan en la salud porque de forma automática el organismo reacciona generando determinadas sustancias químicas que reducen la presión arterial y con ello rebajan los riesgos de desencadenarse enfermedades cardíacas; fortalecen el sistema inmunitario pudiendo enfrentarse a infecciones y enfermedades; disminuyen el estrés y la ansiedad; ayudan a evitar problemas de estómago, el insomnio, dolores de espalda y contracturas; o generan buenas sensaciones, felicidad y optimismo.
2.Ser consciente de que la negatividad se ha apoderado de uno mismo
Cuando se es consciente de esa negatividad e incluso del enfado o de la tristeza que acompañan tales pensamientos es cuando se pueden cambiar tomando medidas para desactivarlos. Se consigue si se dejan ir tal como llegaron. Es la ocasión para quedar con un amigo con el que se tiene confianza y exponerle la situación o tal vez haga falta la ayuda de un profesional para emprender este camino.
Hablar sobre todo ello, verbalizarlo, permite mirarlo desde otro punto de vista. En esa conversación, al decir en alto tales pensamientos y la preocupación que han generado permite buscar soluciones o darle la importancia que tiene el hecho que provocó esa reacción negativa.
3.Emprender una actividad que realmente guste
Todos necesitan dedicarse tiempo para uno mismo y disfrutar aunque sea una hora a la semana. Ese momento de disfrute personal yendo al cine o al teatro, leyendo, escuchando música, en un tratamiento facial, en un masaje relajante… permite desconectar y centrar la mente en pensamientos placenteros.
Es cierto que las personas cuidadoras de sus hijos pequeños, de sus padres, de un enfermo o de un dependiente no tienen tiempo para sí mismos, pero lo necesitan más que nadie. Ayuntamientos, fundaciones y organizaciones especializadas disponen de programas de respiro precisamente para ello.
4.Socializar con gente positiva
La negatividad tiene varios aspectos que a su vez acentúan el problema: une a otras personas que igualmente tienen pensamientos negativos de modo que se retroalimenta la situación empeorando, los que no comparten esa negatividad “salen despavoridos” y se corre el riesgo de encerrarse en sí mismo y quedarse absolutamente solo.
Al contrario, tras ser consciente de la situación hay que retomar las buenas amistades, volver a conectar con la familia, salir a pasear con otras personas, proponer actividades gratificantes y generar un clima agradable alejado de los conflictos, buscar nuevos hobbies...
5.Poner en marcha el cuerpo
Es habitual quedarse sentado en un sillón rumiando ese pensamiento negativo y dejando que la mente se recree en ello. Una de las soluciones es reaccionar y hacer un esfuerzo por moverse físicamente, salir a la calle a pasear, ir al gimnasio, correr, hacer yoga, bailar, nadar… El cuerpo toma las riendas de todo y pone a trabajar a la mente en llegar a la esquina, acertar con el paso, perfeccionar la brazada… El ejercicio provoca que el organismo segregue serotonina, aumentando la felicidad, y reduzca el cortisol, rebajando la ansiedad.
6.Eludir todo aquello que provoca negatividad
Ciertas lecturas, canciones o programas de televisión influyen en los pensamientos de forma negativa de modo que hay que evitarlos, lo mismo que a las personas tóxicas y negativas.