La rebelión de las mujeres de más de 50 para que no todo recaiga sobre sus hombros en Navidad
Encargarse de las actividades navideñas exige un esfuerzo extra, invisible pero muy intenso, que casi siempre recae sobre las mujeres
Expertos de la UOC analizan cómo las dinámicas familiares y los roles de género perpetúan la carga mental en las mujeres
¿Qué pasa con la discriminación laboral de las mujeres mayores de 55?
Elegir y comprar los regalos de navidad de los niños, de la pareja y los suegros, montar el árbol de navidad, decorar la casa, planificar los menús de las comidas familiares, elegir a los invitados, comprar los alimentos y cocinarlos, recoger y limpiar la casa... La lista de quehaceres que conlleva la tradición de la Navidad es bastante amplia y exige un esfuerzo extra, invisible pero muy intenso, que casi siempre recae en las mismas, las mujeres. Especialmente si son madres y tienen más de 50 años.
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Históricamente son las mujeres las grandes administradoras de todas las actividades navideñas y quienes tienen que tomar las muchas decisiones, grandes o pequeñas que se dan en esta época, lo que significa una sobrecarga mental muy grande. Sí, puede que la participación masculina en las tareas del hogar se haya incrementado en los últimos años, pero en general son las mujeres las que tienen que responder a las preguntas típicas como a qué hora comemos, qué regalamos o qué talla elegimos.
Francesc Núñez, sociólogo y profesor de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que este fenómeno está profundamente enraizado en nuestras normas culturales y tradiciones. "Los roles que jugamos en la vida son la encarnación de las instituciones sociales. Actuamos y sentimos de acuerdo con lo que esos roles esperan de nosotros, y en Navidad, una tradición todavía bastante sólida, este peso se acentúa", señala.
Un trabajo invisibilizado
Así que las mujeres siguen asumiendo la mayor parte de las tareas que garantizan el éxito de las festividades. Esta es una carga que va más allá de lo físico y se traduce en un esfuerzo constante de planificación y responsabilidad emocional. Una encuesta realizada por Protect & Gamble en España a casi 2.500 personas hace cinco años evidenciaba que tres de cada cuatro mujeres sufren carga mental, aunque casi la mitad desconoce el concepto, mientras que solo el 12% de los hombres lo padece.
Para Maria Olivella, coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC, la carga mental "es un trabajo muy intangible, muy invisibilizado, pero importantísimo, como cualquier trabajo reproductivo, imprescindible para garantizar la vida de las personas y para la vida social". No es de extrañar que algunas mujeres realmente teman a espacios vacacionales como la Navidad o el verano, porque para ellas tiene poco de descanso y sí mucho de trabajo logístico y de gestión de relaciones personales, con el agravante de ver "cómo otros miembros de la familia, normalmente los que tienen un rol masculino, tienen realmente vacaciones".
Conflicto entre lo laboral y lo familiar
Según un estudio a escala europea realizado en 2023, el 9,5% de las mujeres consideran que padecen altos niveles de conflicto entre su carga de trabajo laboral y familiar, comparado con el 6,5% de los hombres. Por otra parte, el 26% de las mujeres señalan que habitualmente o siempre son las responsables de organizar actividades sociales conjuntas, en comparación con el 19% de los hombres. Además, las decisiones rutinarias de compras recaen en un 55% de las mujeres, frente al 44% de los hombres.
Al final todo este sobresfuerzo y carga mental se traduce en agotamiento antes de afrontar las tareas laborales, conflictos familiares, dificultades en la progresión laboral y, potencialmente, ansiedad y depresión. Aunque la sociedad actual ha evolucionado hacia modelos más flexibles, los roles de género siguen profundamente arraigados, lo que perpetúa desigualdades y coarta la libertad de poder desarrollarse.
Cómo aliviar la carga mental y redistribuir responsabilidades
Romper con esos roles tradicionales debería pasar por desarrollar políticas que equilibren la vida laboral y familiar, como horarios flexibles, servicios de cuidado cercanos y accesibles e implementar estrategias que valoren y compartan las tareas de cuidado en el ámbito doméstico, además de visibilizar la carga mental. "Tenemos que mirarlo también desde una perspectiva más interseccional y entender que hay grupos de mujeres que, por razones de clase, no tienen la capacidad de delegar esta carga mental", reflexiona Olivella.
Es fundamental redistribuir las responsabilidades familiares durante la Navidad. Para ello se debe promover una mirada crítica, identificar y cuestionar las dinámicas familiares tradicionales que perpetúan la desigualdad en el reparto de las tareas. Por ejemplo, en lugar de asignar a los niños tareas domésticas según el género, como decir que las chicas limpian la casa y los chicos sacan la basura, se deberían repartir de manera equitativa y rotativa entre todos los miembros de la familia.
Además, hay que fomentar la empatía, hacer visible el esfuerzo que supone la organización navideña y compartir estas responsabilidades. Es necesario involucrar a todos los miembros de la familia y repartir las tareas para aliviar el estrés de quien suele asumir la mayor parte del trabajo. Como defiende Maria Olivella, "es importante visibilizar estas tareas, considerarlas como tales y repartirlas, aunque sea difícil a veces desprenderse de ellas porque están íntimamente asociadas con el rol de género femenino".