Estás en tu casa leyendo un libro tranquilamente, con tu copa de vino, y te suena el móvil. Son, otra vez, tus amigos, que quieren quedar para hacer una barbacoa del enésimo reencuentro post-pandemia y volver a contar las mismas batallitas de siempre. Te apetecer entre cero y nada acudir pero, claro, son tus amigos de siempre, ¿cómo les dices que no? ¿Cómo lo haces para no parecer un borde? ¿Para que te sigan llamando para otros eventos que te apetezcan más? Decir que no, y hacerlo bien, es todo un arte, y hay determinados trucos que te pueden servir para no quedar como un auténtico crápula.
"En ocasiones nos resulta muy difícil negarnos a peticiones a las que no queremos acceder. El principal problema de no decir no es es que tendremos que hacer (o dejar de hacer) algo que no queremos. A corto plazo, esta es la única molestia y además sentiremos alivio por no tener que discrepar. A largo plazo nos iremos percibiendo cada vez menos hábiles en los conflictos, por lo tanto sentiremos más miedo o ansiedad a la hora de discutir y es posible que nuestro estado de ánimo también decaiga", comenta el psicólogo Carlos Salas en Europa Press.
El coach César Piqueras en su blog, también recoge algunos consejos para decir que no a las personas más cercanas. Estas son, además, las más "problemáticas". "Es algo lógico, ya que al decirles que no de alguna forma pensamos que les estamos rechazando, y por lo tanto que ellos también nos rechazarán a nosotros", escribe.
Para rechazar a estas personas tan próximas a nosotros existen algunos consejos que se pueden utilizar en el día a día. Por ejemplo, se pueden utilizar expresiones como "no, pero", y así se le da una vía de escape al interlocutor, un plan b; un "permíteme mirar la agenda y te digo algo"; intentar llegar a un punto medio, una vía diplomática. En el caso de la barbacoa, rechazarla pero quedar para hacer otra cosa otro día.
Otro de los métodos recomendados para decir que no sin que nadie se enfade es no buscar demasiadas excusas. Muchas parecerá que te lo estás inventando (y te pillarán), mientras que si solo das una, pero esta suena convincente, te funcionará mejor.
Otra de las ocasiones en la que te puedes ver envuelto es tener que decir que no a un jefe. Lo primero que hay que saber, en este punto, es hasta dónde puedes llegar. Cuáles son tus límites. Y eso solo te lo va a dar la experiencia de conocer a tu jefe durante años y por dónde puedes acceder más fácilmente.
Uno de los consejos más recurrentes, que aporta César Piqueras, es el de "escurrir el bulto". "Funciona estupendamente para poder diluir la responsabilidad y no ocupar tu agenda con temas de los que podrían ocuparse otras personas mejor. Es una forma de derivar asuntos a otros y de no ocuparte de todo", escribe.
Para el psicólogo Carlos Salas, además, hay un factor de reconocimiento ajeno que influye mucho a la hora de decir que no a un jefe o de no atreverse. "Decir que no implica siempre la posibilidad de que la otra persona se desilusione o se entristezca. En cambio si accedemos, lo más seguro es que recibamos cumplidos, y agradecimientos de nuestro interlocutor. Además, negarle a alguien lo que nos pide puede suponer que la otra persona se enfade". Y, claro, nadie quiere a un jefe enfadado.
Por último, para decir que no a un jefe, se pueden utilizar fórmulas diplomáticas como "¿Me permites ser sincera en este asunto?" o "Tengo que decirte algo que me hace pensar que esto no funcionará. ¿Quieres escucharlo?", de tal modo que también se vea una parte de proactividad en ti y que no es una oposición frontal sino constructiva.