¿Qué es la gerascofobia? Claves para que el miedo a envejecer no te amargue la vida
El miedo a envejecer recibe el nombre de gerascofobia, afectando principalmente a personas narcisistas
No solo consiste en atender el aspecto físico, también en el temor a, por ejemplo, un empeoramiento de la salud
Es posible acabar con ese pánico a cumplir años con ayuda psicológica y otros factores
Benjamin Button nació viejo y poco a poco, mientras cumplía años, su cuerpo se volvía más y más joven hasta que a los 60 años tenía la apariencia de un chaval de 20. En contra del caso de la película, todo humano según crece, también envejece, aparecen canas todo ello, según el caso, en su debido momento, es ley de vida. Pero hay muchas personas que temen ese proceso hasta el punto que están obsesionados con no envejecer, un problema que se conoce por el nombre de gerascofobia o gerontofobia, el miedo a cumplir años y sufrir las consecuencias que ello conlleva.
No, ser eternamente joven no es posible y eso de estar en la flor de la vida es subjetivo. La actriz Candela Peña, por ejemplo, reflexionaba en una entrevista con El País hace unos meses que se veía mejor ahora, con 47, que con 37 o 27, "mi treintena fue una mierda", llegó a comentar. O el reciente caso del reparto de 'Friends', que fue criticado, precisamente, por los retoques que se habían hecho o por aparentar la edad que tienen y no los 30 de cuando protagonizaron la serie. En ese miedo a los años entran muchos factores, como la publicidad cosmética que nos invita a utilizar productos antiedad para conservar un aspecto lo más joven posible.
MÁS
Se manifiesta, generalmente, en la mediana edad
La gerascofobia suele manifestarse cuando aparecen junto con los primeros síntomas del paso del tiempo, como pueden ser algunas arrugas, las primeras canas, una forma física en decadencia… Esto puede llevar a que la persona opte por productos de belleza con los que combatir esas primeras señales o incluso con cirugías u otros tratamientos de belleza con los que tapar esos 'desperfectos'. Además, su comportamiento puede no identificarse con su edad real o tienda a vestirse con prendas de ropa generalmente asociada a generaciones más jóvenes, además de ocultar su edad real.
¿Por qué surge la gerascofobia?
Entre las causas, muchas, pues es general que en personas con cierto nivel de fama, especialmente cuando está asociada a su imagen, y el paso del tiempo repercute en su aspecto y temen las críticas, como le puede ocurrir a modelos, actores o cantantes. También puede ocurrir que a lo largo de su vida, una persona haya tenido una mala experiencia relacionada con la vejez y de ahí nazca ese rechazo al envejecimiento y a elementos asociados con una edad más avanzada, como el audífono o el bastón.
No obstante, también caben motivos, como las inseguridades o no haber logrado durante años unos objetivos vitales generalmente asociados a edades más tempranas y que no se ha conseguido alcanzar. Entre ellos se enmarca que muchas personas que la sufren son narcisistas y están muy pendientes del aspecto físico, siempre siguiendo los cánones de belleza establecidos.
El Centro Internacional sobre el Envejecimiento también señala ciertas preocupaciones referentes a exteriores, como el miedo a una discapacidad, a no poder valerse por sí mismo, el temor a patologías como el alzhéimer, a la discriminación edadista o a la soledad y el aburrimiento que muchas veces se asocia a la vejez.
El trabajo para abandonar ese miedo
Ahora bien, ¿cómo evitar ese miedo que nos puede amargar un poco la vida al estar siempre pendientes de parecer más jóvenes de lo que pone en nuestro DNI? Desde Mapfre apuntan que cada caso debe tratarse psicológicamente de forma individual, pero que uno de los principales puntos es el trabajo introspectivo para encontrar cualidades o valores no relacionados con el exterior que sean gratificantes para la persona.
A su vez, señalan que es importante seguir cuidando el aspecto físico, pero con moderación para mantener una figura saludable. En cuanto a las señales de la vejez, hay que trabajar para no tener que taparlas. Sí, siempre se pueden maquillar, pero aceptar que forman parte de un proceso natural, afrontándolo con actitud positiva para no caer rápidamente en la tentativa de retoques o tratamientos estéticos.
Además, recomiendan cuidar los hábitos para mantener una buena calidad de vida que nos haga vernos bien ante el espejo, como la alimentación y el deporte, pero también el sueño.