La pandemia de coronavirus ha traído consigo no solo problemas de salud relacionados con los propios síntomas de la enfermedad, sino también derivadas psicológicas que afectan tanto o más como los primeros. Te sonará el 'síndrome de la cabaña' que se vivió al finalizar la cuarentena, o la agorafobia, el miedo a los lugares públicos atestados de gente, pero otra fobia que está creciendo de manera silenciosa pero imparable es la hafefobia, el temor a tocar o ser tocado.
Según la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual (AEPCCC) "es un miedo irracional de gran intensidad que se manifiesta cuando el individuo que sufre la fobia entra en contacto físico con otras personas y es tocada. Produce una serie de respuestas tanto cognitivas, fisiológicas o conductuales, entre las que destacan la ansiedad extrema y el intento de evitar el estímulo temido para reducir la sensación displacentera".
No, ni mucho menos. Aunque el origen de esta fobia no está determinado temporalmente, desde el S.XIX los psicólogos la tenían localizada y nombrada tal y como actualmente. Está categorizada dentro del grupo de "fobias raras" ya que no es muy prevalente en la sociedad. Sin embargo, ahora, con la pandemia de coronavirus, se está acrecentando.
Existen tres tipos de síntomas de la hafefobia: cognitivos, físicos / fisiológicos y conductuales. Según la AEPCCC, serían los siguientes.
Uno de los tratamientos que más éxito ha tenido es el llamado "desensibilización sistemática", es decir, exponer de forma gradual al individuo al estímulo que le genera malestar. Además, a su favor está que las fobias, a pesar de que causan un gran malestar, responden realmente bien al tratamiento psicológico.
"En los últimos años, nuevos métodos terapéuticos están mostrando su efectividad en diferentes estudios científicos. Entre estos, destacan la terapia cognitiva basada en Mindfulness (MBCT) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Las nuevas tecnologías también se aplican en las sesiones terapéuticas, pues la realidad virtual (RV) o la realidad aumentada son útiles herramientas que se emplean cada vez más para exponer al paciente al estímulo fóbico", indican desde la AEPCCC.