Todo empezó con un "Habrá primavera". Como por arte de magia, el 2 de febrero apareció este mensaje en la playa de As Lapas, en A Coruña. Paseantes y curiosos se acercaban a ver estas dos palabras escritas con algas del océano. Al día siguiente la marea había hecho su trabajo. Pero jornadas después, un nuevo mensaje: "Por un mañana". El misterio comenzaba a crecer para los habitantes de la zona. ¿Quién está detrás de esto?, se preguntaban. De manera efímera, estas palabras llenas de significado empezaron a crear expectación. Llamaban a la esperanza en tiempos de complicados, pero ¿qué querían decir esos mensajes optimistas realmente? ¿Por qué estaban apareciendo justo ahí y en este momento?
Todo nace en lo peor de la tercera ola de la pandemia en Galicia. Aumentan los casos de Covid. Los ingresos en UCI. Cierran los negocios. Las vacunas escasean. Las farmacéuticas incumplen sus contratos. Hay comportamientos deshonestos que duelen. El futuro parece algo inalcanzable. En este contexto, Vita Martínez Vérez profesora del CIFP Anxel Casal - Monte Alto además de doctora en sociología y experta en educación artística, y sus alumnos de los ciclos de mediación comunicativa y educación infantil deciden luchar escribiendo palabras de esperanza. Saben que, más tarde, el océano hará su trabajo y todo quedará en tan solo una foto, pero les da igual, el objetivo es otro.
"En la asignatura de inteligencia emocional siempre le dedicamos tiempo a tratar la actualidad y hablando de todo esto salió el tema de que, de alguna manera, teníamos que empezar a pensar en positivo, llamar a la esperanza a ver si venía", nos cuenta la profesora, que fue considerada como la tercera mejor docente de España en 2019.
En Galicia, a mitad de invierno, se conmemora la Virgen de la Candelaria y se celebra el triunfo de la luz tras haber superado lo peor de la oscuridad. "Damos la bienvenida a la primavera, y decidimos empezar ese mismo día, el 2 de febrero", explica. Por eso, el primer mensaje efímero que apareció en la playa era "Habrá primavera". Toda una declaración de intenciones que los propios alumnos sienten como suya. "Es muy gratificante, porque desde ese primer día la gente se paraba, aplaudía, lloraba, hacían fotos... fue una sensación muy bonita, la verdad", explica Hellen, una alumna del CIFP Anxel Casal- Monte Alto que participa en este proyecto.
Pablo, otro alumno del centro, lo corrobora con sus palabras: "Escribimos frases que todo el mundo puede empatizar con ellas y que son esperanzadoras. Nuestro objetivo se está cumpliendo, porque el primer día que lo hicimos el paseo se llenó de personas y al final nos aplaudieron e hicieron fotos. Vimos que les gustaba, y eso es muy gratificante".
Además de los valores que transmite esta acción, Vita Martínez también quiere que se vea a los jóvenes desde otro punto de vista, no como parte del problema del aumento de contagios sino como parte de la solución para ayudar a aquellas personas que, en estos días, lo están pasando mal, especialmente los más mayores y los que ven que, día tras día, se pasan por la playa a buscar un nuevo mensaje que le pueda alegrar el alma aunque solo sea durante unos instantes.
"Ahora no hay comercios a partir de las 18, no hay bares... entonces la gente lo único que puede hacer es salir a pasear. Van y preguntan. El otro día pasaron varias señoras mayores preguntando qué iban a escribir el próximo día, a qué hora... y se pusieron a anotar cuándo tenían clases con los chicos y podíamos bajar a la playa a escribir", pone como ejemplo la profesora.
A los alumnos, además, les sirve para reivindicarse. "La idea viene dada de mostrar nuestros sentimientos, porque vemos en la tele que los jóvenes somos unos inconscientes, pero queremos hacer ver que no es así, que cumplimos con todas las medidas y podemos dar un mensaje de fuerza y esperanza", explica Hellen.
La elección de la Torre de Hércules como fondo de esta acción no es baladí. Como tampoco lo es trabajar con los propios elementos que da el océano para ello. "La Torre de Hércules es el símbolo por excelencia de A Coruña, tiene el privilegio de ser el único faro romano y el más antiguo en funcionamiento del mundo. Con fecha del siglo I continúa iluminando la ciudad, nunca dejó de hacerlo, algo que sin querer, nos recuerda a la fuerza y esperanza que queremos transmitir con nuestros mensajes", explican los alumnos.
"Además, trabajar tan cerca del océano también ayuda a tomar conciencia de los plásticos que nos encontramos", reflexiona la profesora. También para ponerse en el lugar del otro, algo tan necesario en estos tiempos. "Una alumna, el otro día, mientras recogía algas para las letras, hablaba sobre lo duro que debe ser ser mariscadora, tanto tiempo metida dentro del agua, así que también ayuda para abrir nuevas miradas", cuenta Vita Martínez.
También el océano aporta un bálsamo de tranquilidad en época convulsa y ayuda a acercar la figura del docente al alumnado, eliminando la organización jerárquica. En la playa todas las personas son iguales. Sin embargo, como confiesa Hellen, "Vita es mi gran descubrimiento, es una persona maravillosa con una sensibilidad increíble que nos hace partícipes de una historia que, al fin y al cabo, también es nuestra historia".
Hay esperanza, solamente hay que salir a buscarla. Puede estar en una playa gallega o en el interior de cada uno, pero siempre existe, siempre acontece, siempre esta ahí, a pesar de todo.