Toda España habla estos días del documental "Rocío. Contar la verdad para seguir viva" en el que Rocío Carrasco denuncia que sufrió maltrato por parte de su exmarido, Antonio David Flores. En 2019 hubo casi 40.000 personas víctimas de este tipo de violencia, según el INE, un 2,2% más que en 2018. De ellas, más de 36.000 son mujeres y más de 3.000, hombres, con una edad media en torno a los 45 años. La actuación del entorno es clave en que la víctima consiga salir de la situación, pero no siempre es fácil. Ni detectarlo ni saber cómo actuar. Sobre todo si se trata de amigos cercanos. Hablamos con la psicóloga experta en pareja Lara Ferreiro para que ayude a detectar las pistas que evidencian que algo está pasando y dé las claves para actuar en consecuencia.
Lo dice la propia web del Ministerio de Igualdad, el maltrato hacia las mujeres se ha considerado hasta hace unos años un "asunto privado", algo doméstico sobre lo que no cabía la intervención de ninguna institución pública. Pero algo está cambiando: desde 2004 existe el delito de violencia de género y la propia definición de maltrato también ha evolucionado: ya no es solo un comportamiento violento hacia las mujeres, sino también algunos métodos de control más sutiles. "Hay cuatro tipos de maltrato: el físico, el sexual, el psicológico y el económico-financiero", explica la psicóloga especializada en pareja Lara Ferreiro. "El físico es el más fácil de detectar, pero hay otras formas silenciosas igualmente dañinas e incluso con peores consecuencias", asegura.
Para esta experta, el maltrato siempre se produce en una situación de dominancia. "Hay una palabra clave en la cuestión del maltrato, y esta palabra es 'poder'. Cuando el agresor o maltratador ejerce una relación de poder con la víctima y ejerce violencia para acrecentar ese poder sobre ella, hay maltrato. Este poder lo ejerce como en una tela de araña con el objeto de anularla y manipularla", señala Ferreiro.
Cuando hay maltrato físico, este es evidente. Mucho más complicado es detectarlo en sus inicios. "El maltrato es algo gradual, es una escalada ascendente. Se empieza por el maltrato social: el maltratador quiere apartar a la víctima de su grupo de amigos, no le gusta cómo va vestida, no quiere que trabaje, empieza a controlar el dinero, puede humillar en público o en privado, tiene celos patológicos y finalmente puede comenzar la agresión física. Los psicólogos siempre decimos que después de un puñetazo en la puerta va el puñetazo en la cara”, explica Lara Ferreiro.
Para esta profesional, cuando vemos que un miembro de la pareja desprecia los sentimientos del otro miembro o los ignora, amenaza con hacerle daño a esta persona o a su familia, la ridiculiza o aísla, estamos ante una situación de maltrato. "Otras veces es incluso más sutil. En el maltrato psicológico hay un chantaje emocional, hostilidad y un comportamiento pasivo-agresivo: castiga en silencio y desvaloriza a la víctima en toda su dimensión, incluido el aspecto físico”
Por su parte, el Ministerio de Igualdad, a través de su web, establece estos comportamientos como señales inequívocas de cómo actúan los maltratadores:
Es muy habitual que la víctima de maltrato no quiera compartir su estado. Por un lado siente vergüenza y, por otro, cree que la situación aún se puede revertir. "Hay sentimientos de vergüenza, culpa o miedo que le van a hacer muy difícil compartir sus sentimientos. También debemos tener en cuenta que van a surgir con fuerza sentimientos de esperanza: la idea tóxica de que el agresor va a cambiar prevalece en la mente de la víctima", señala la experta.
¿Cómo lograr que la persona maltratada salga de esta dinámica? "Debemos generar un clima de confianza, lograr que hable de su situación, pero sin presionarla. Para ello hay que mantener una actitud empática y establecer una escucha activa, preguntando, siendo persuasiva de una manera facilitadora".
Conseguir generar ese clima de confianza es difícil, pero la psicóloga nos ofrece algunas pautas: "hay que intentar que exprese sus sentimientos dejando claro que no vas a juzgar a la persona, sino que deseas ayudarla. Para ayudarla no podemos mostrar ni espanto ni extrañeza, hay que normalizar la situación, comprendiendo sus miedos y transmitiendo normalidad. Nunca hay que criticar, poner en duda sus sentimientos o decir frases que la culpabilicen, como "¿por qué sigues con él?" o "tenías que haberle dejado hace tiempo". Esto contribuiría a su aislamiento y lo que queremos demostrarle es que estamos ahí.
Si conseguimos que la mujer maltratada confíe en nosotros y pueda liberar su tensión, ¿cuál sería el siguiente paso? "Una vez que emocionalmente está segura, hay que racionalizar la situación, ayudarle a ver qué puede hacer. En ese punto seguramente pensará que la pareja puede cambiar. De manera amable hay que razonar con ellas que eso no va a pasar y animarlas a llamar al teléfono de violencia de género para que los profesionales establezcan su plan de acción. Hay muchos recursos", señala esta experta.
Sin embargo, es posible que la víctima no quiera dar el paso de pedir ayuda o denunciar su caso. En esta circunstancia, el entorno también puede ser de ayuda.
Sí, es uno de los cambios de los últimos años, explica en su web Javier Bravo, abogado especializado en Derecho Penal de Familia. Pese a que el artículo 266 y 267 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal exigen la identificación de los denunciantes, el Tribunal Supremo, en su sentencia de 11 de abril de 2013, estableció que la denuncia anónima es legal. En consecuencia, es posible realizar una denuncia anónima por cualquier tipo de delito y aunque no seamos víctimas del delito. Además, la ley obliga a que cualquiera que presencie un delito público lo denuncie. En caso contrario se expone a una multa.
En conclusión, no solo víctima y familiares podrán denunciar por violencia de género. Cualquier persona que por cualquier circunstancia haya sido testigo de un episodio de malos tratos puede denunciar de forma anónima.
Se puede acudir a una comisaría de Policía para interponer una denuncia. Si nos decidimos por esta vía, tendremos que aportar todos los datos de que dispongamos y toda la información relevante, como la fecha de comisión del delito, la duración, la frecuencia, grabaciones de audio o vídeo, si las tuviéramos, y, en definitiva, cualquier prueba o indicio que pueda acreditar la existencia del delito.
También podemos llamar por teléfono a la Policía, no para formalizar ninguna denuncia, sino como colaboración ciudadana. En este caso, podemos omitir nuestro nombre, teléfono o Documento Nacional de Identidad si queremos mantener el anonimato para evitar posibles represalias por parte del agresor.
Tanto para las víctimas de maltrato como conocedores de este delito, el Ministerio de Igualdad dispone de varios canales de comunicación en los que se puede consultar, informar y, en definitiva, iniciar los trámites para superar esta situación. Algunos de los recursos que el gobierno destina son sistemas de vigilancia, casas de acogida, ayuda médica y psicológica, y distintas ayudas económicas a través del Sistema Público de Empleo.
Estas son las principales recomendaciones: