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El acuerdo para un nuevo Gobierno de coalición al que han llegado PSOE y Sumar ha protagonizado los titulares económicos de la semana. Entre las medidas más comentadas, la reducción de la semana laboral hasta las 37,5 horas, pero también la potenciación de alternativas a los vuelos cortos, el despido restaurativo o la ligazón del salario mínimo al salario medio. En una nueva entrega de 'MoneyTalks' Javier Ruiz analiza los distintos aspectos que contempla el acuerdo entre ambas formaciones.
El paso de las 40 horas semanales a las 37,5 horas en 2025 tiene como objetivo modernizar el mercado laboral español. Esto va a significar que trabajaremos media hora menos al día, y que se igualarán los 12 millones de trabajadores que aún trabajan las 40 horas (o más) con el sector que ya disfruta de las 37,5, y que incluye a 3 millones de empleados públicos.
Esta medida en realidad no supone ninguna revolución industrial, ni es una catástrofe ni augura un cataclismo, es una decisión política que ya han tomado Austria, Dinamarca, Alemania, Japón, Reino Unido, Francia e Italia. Todo el mundo camina en la dirección de trabajar menos horas y ser más productivo. Hay que dejar de verlo todo en términos bolivarianos, porque esto es más bien una oportunidad.
Las 37,5 horas son buenas en términos de salud y conciliación, como ya ha demostrado la prueba de la semana laboral de cuatro días realizada en Valencia, y también funcionarán en cuanto a productividad, aunque solo si se acompañan invirtiendo en tecnología y organización. Hay sectores que tienen mucho que ganar con esta medida, que no tiene por qué perjudicar necesariamente a la hostelería.
En el ámbito laboral, PSOE y Sumar habrían pactado también una reforma para regular las causas del despido, introduciendo el concepto de 'despido restaurativo'. La propuesta consiste en aumentar la indemnización por despido improcedente, que se calcula en función a un número de días por año trabajado (33 en la actualidad con un máximo de 24 mensualidades) valorando cuestiones como la edad, la formación o el sexo.
Por tanto, se pondría la lupa en las circunstancias personales del trabajador, a fin de precisar más el perjuicio generado por el empresario, lo que se traduciría en una mayor capacidad disuasoria para las empresas a la hora de despedir.
En cuanto al transporte, el texto dice que se impulsarla "la reducción de los vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de 2 horas y media, salvo en casos de conexión con aeropuertos-hub que enlacen con rutas internacionales". El texto no dice nada de prohibir aviones en ninguna parte. Y no, el puente aéreo Madrid-Barcelona no se prohíbe porque precisamente conecta dos hub internacionales.
Lo peor que puede pasar, tal y como está escrito ahora mismo, es que se suban ciertas tasas cuando haya alternativas de ferrocarril. De esta forma lo que se pretende es que te disuadas tú solo, por ejemplo, cuando veas que el billete Madrid-Valencia por avión es más caro que el de Renfe o Avlo. Es un plan para trasladar tráfico, y es legítimo que un Estado lo haga.
En cuanto al salario mínimo (SMI), se establece un compromiso para que el que menos cobre, perciba el 60% del salario medio, de forma que las nóminas más altas tiren de las nóminas más bajas. Se trata de que el SMI siga creciendo a lo largo de la legislatura y no pierda poder adquisitivo. Para saber más sobre el plan de choque contra el desempleo juvenil, el aumento de la construcción de vivienda social o la reducción de las listas de espera en Sanidad, puedes ver en el vídeo la charla completa con Javier Ruiz.