Luis Arroyo es asesor de comunicación política y lleva dos décadas trabajando entre las bambalinas del poder. Ha afrontado numerosas crisis de comunicación y trabajó en la secretaría de comunicación de Moncloa con Zapatero. Para hablar en directo sobre su profesión y sobre las confesiones de las altas élites, ha quedado con Joana Bonet en nuestra cuenta de Instagram, en 'Palabra de Boomer', la sección en la que cada semana la periodista entrevista a los nuevos hombres maduros.
"Soy un apasionado de la comunicación política", ha comentado Luis. "Soy sociólogo de formación y siempre me ha interesado mucho el comportamiento humano. Y descubrí que en la política es donde mejor se ve. Mi máxima es hacer política sin sesgos. No soy un maximalista, cada día me sorprendo más de lo poco que sé, de las sorpresas que nos da la vida". Y sobre la figura del asesor, ha aclarado: "En Moncloa trabajan 1.200 personas. De esos, la inmensa mayoría son funcionarios de carrera. 'Fontaneros' -la expresión que usamos para los asesores- tampoco hay tantos. No son más que el 10 % del total."
Dale al play al vídeo de arriba para ver la charla completa y escuchar todo lo que Luis Arroyo ha contado a Joana.
"Siempre he trabajado con el PSOE y me costaría trabajar con otro partido. Porque me da la sensación de que trabajar para cualquier otro es trabajar en contra de los valores del Partido Socialista".
"Pedro Sánchez se sentirá orgulloso del trabajo que ha hecho. Digo lo que creo que piensa el PSOE".
"Defiendo el oficio del político, por supuesto que sí. La política está llena de buena gente. También hay capullos, como en toda profesión. A lo mejor una cuota un poco mayor de capullos. Pero me he encontrado con muchísima buena gente. En política hay mayor responsabilidad porque se gestiona lo público, pero no creo que los políticos sean más odiosos o más amorosos que el resto de los ciudadanos".
"Nunca he visto cocaína en los baños del Congreso. Sospecho que hay más cocaína en los fondos de inversión que en el Congreso de los Diputados".
"La cultura española es tendente a la picardía. Empiezas llevándote los folios de la oficina para la impresora de casa y terminas llevándote los 2000 euros de no sé quién. Además, ha habido una época de burbuja inmobiliaria en la que había muchísimo dinero rondando por ahí. Significaba recalificar terrenos en sitios en los que el nivel político era peor que en el general del Estado español. Y la tentación fue muy fuerte en la derecha y en la izquierda. Cuando hay mucho dinero... Hemos sido chanchulleros. Afortunadamente, creo que hemos aprendido de los casos de los últimos años. El PP, el primero. Afortunadamente, hoy no es el año 2000".
"Isabel Díaz Ayuso está por debajo del nivel institucional que ocupa. Creo que no está capacitada para presidir la Comunidad. Hay que recordar que ella perdió las elecciones y sólo con el apoyo de Vox pudo gobernar".
"Creo que Pablo Iglesias se va a cortar el moño porque se ha acomodado a las costuras del sistema. Éramos compañeros en la Universidad y allí era muy combativo. Nos tenía a todos mareados, a los que éramos más zen, más conservadores. Desde el punto de vista de la comunicación, encuentro algunas contradicciones. Lo veo un poquito ególatra en el punto de someter a votación de las bases algunas decisiones, como el lugar donde vive".
"Como mejores oradores parlamentarios, me gustan mucho los vascos. Tienen un sentido del humor, un sentido de 'somos nacionalistas, pero al mismo tiempo, somos responsables'. Hay algo ahí jesuíta. Aitor Esteban es magnífico, por ejemplo".
"Yolanda Díaz, viniendo de Podemos, se ha acomodado muy bien a las dinámicas del PSOE. Ella ha generado una sensación similar a la de Illa: que se puede ser miembro de un partido, estar en un Ministerio, y ser educada, buscar el entendimiento. Incluso, a veces, ser irónica. Me parece un gran descubrimiento".
"Leopoldo López es, para mí, un portento en todos los sentidos. Él está con una fuerza sobrenatural, que siempre ha tenido. Lleva siete años sin libertad. Me decía el otro día: 'lo más que yo he andado son sesenta metros, que es lo que había en la embajada'. Un día que quedamos, lo vi desorientado, le costaba tomarse un vino. Llevaba cinco días en Madrid. Su esposa me dijo que se sentía culpable de estar aquí. No tengo ninguna duda de que volverá a su país. No creo que Venezuela se vaya a convertir en Cuba".
"Aceptaría encantado ser asesor del rey emérito, pero me lo tendría que pensar mucho, es horrible. Me imagino a ese hijo que tiene que decir a su padre 'papá, te tienes que ir de casa'. Me lo tendría que pensar, pero por supuesto, aceptaría".