Suponemos que el teléfono del arquitecto Miguel Fontgivell no para de sonar desde que U2 inauguró el 29 de septiembre pasado su último megaproyecto: la sala de eventos The Sphere de Las Vegas, el edificio esférico LED más grande del mundo imaginado para que hasta 20.000 espectadores vivan una experiencia inmersiva única.
Dice este arquitecto, nacido en Zaragoza en 1981, que “la esfera de Las Vegas es irrepetible y marcará época”. Con una inversión de 2.500 millones de euros en este centro de ocio inmersivo se ha hecho posible lo que parecía imposible con la redefinición del concepto del entretenimiento. Este edifico esférico ha sobrepasado todos los récords existentes hasta el momento.
Desde el exterior, una mastodóntica esfera se distingue a kilómetros de distancia gracias a sus dimensiones gigantescas de 112 metros de alto y 157 metros de ancho. Su construcción ha modificado para siempre el skyline de esta ciudad dedicada al juego y al espectáculo ubicada en mitad del desierto de Nevada, en Estados Unidos.
Como si se tratara de una segunda piel, la superficie de la esfera está recubierta de una pantalla LED de 54.000 metros cuadrados programables y 128 k de resolución gracias a sus 50 millones de luminarias de LED. Según explicaron los responsables, el nivel de brillo y de resolución de las imágenes que se proyectan son 32 veces superiores a la mejor televisión de alta definición.
El cuanto al interior de The Sphere el espectador queda sumergido en una pantalla de 15.000 metros cuadrados que le envuelve totalmente por su forma circular y abovedada. En ella, al igual que en la cubierta exterior, se proyecta vídeo e imagen, pero al compás de la música que atraviesa los sentidos; se han instalado 164.000 altavoces. El aforo es de 20.000 personas de pie o de 17.500 en localidades de asiento repartidas en un total de nueve pisos.
Cuando Bono anunció que su próxima actuación tendría lugar en Las Vegas con la intención de inaugurar este increíble espacio de ocio inmersivo, intentaba explicar el cambio radical que supondría tal lugar para la celebración de conciertos. En palabras del cantante de U2: “La mayoría de los recintos musicales son deportivos. Se construyen para el deporte. Este edificio se planteó para experiencias inmersivas en cine y espectáculo”. Los grandes estadios deportivos permiten un aforo de miles de personas.
Sin embargo, no han sido concebidos ni para cantar ni para tocar en directo. The Sphere se ha diseñado y proyectado para el máximo disfrute de la música. Antes de empezar el concierto de inauguración, comentan que Bono afirmó asombrado y en tono jocoso: "Qué apartamento tan lujoso", cuando entró en semejante espacio faraónico.
La experiencia para U2 y para los espectadores que completaron el aforo ese 29 de septiembre debió ser increíble. Basta con echar un vistazo a las publicaciones que se realizaron en redes sociales durante las dos horas de concierto y a las que se han seguido añadiendo después, al igual que a las críticas de los representantes de los medios internacionales que estuvieron presentes. Tal como informó la banda irlandesa, hasta diciembre próximo ha reservado en exclusiva The Sphere para ofrecer más de 20 actuaciones en directo.
Se podría decir que el artífice del espectáculo y de los que quedan por llegar ha sido Miguel Fontgivell a través de las dos empresas zaragozanas que dirige: Oboria Digital, de la que también es fundador, y Technologies España, la delegación en nuestro país de la canadiense SACO®. Desde la primera han diseñado la pantalla interior y la exterior a partir de tecnología pionera. Por su parte, en Saco Technologies España se han hecho cargo del diseño de la esfera salvando todas las trabas de una construcción de este tipo.
Tal como contó Miguel Fontgivell, entraron a participar en The Sphere cuando en 2017 diseñaron la pantalla LED del edificio Burj Khalifa de Dubái, el más alto del planeta con 828 metros. Desde Madison Square Garden (MSG), la firma que preside James Lawrence Dolan, le contactaron para que se ocupara del desarrollo del proyecto y al año siguiente empezaron.
Dice Miguel Fontgivell que el resultado de esta esfera es fruto de un trabajo de cinco años en el que han estado involucrados informáticos, arquitectos, ingenieros y expertos en inteligencia artificial además de arquitectos con la discreción más absoluta. Les pidieron “la pantalla más espectacular del mundo, inmersiva y con una geometría esférica de 360 grados”, subraya Fontgivell, y así la hicieron realidad.
Este arquitecto también explicó que han formado parte de otros proyectos emblemáticos en Estados Unidos como el estadio Sofi Stadium de Los Ángeles, el aeropuerto de Orlando o de distintos edificios de Times Square en Nueva York. Recientemente, un medio ha publicado que Miguel Fontgivell confía en poder involucrarse en proyectos españoles. Incluso habló de la posibilidad de formar parte de la renovación de la Romareda, el estadio de fútbol del club Real Zaragoza. Ha sido proyectada por el arquitecto bilbaíno César Azcárate, que además fue su profesor y su primer jefe cuando fue contratado para crear el pabellón de Zaragoza en la Expo 2008.
A Fontgivell le hubiera encantado estar presente en la inauguración de The Sphera. Sin embargo, la familia puede más. En esos días su pareja, que también forma parte del estudio, justamente estaba a punto de salir de cuentas. Decidió vivir el acontecimiento también en directo, pero en Zaragoza, junto a todo el equipo que forman las dos empresas responsables y así permanecer en su tierra ante una inminente paternidad.
Para un medio nacional explicó orgulloso que su padre no pudo terminar sus estudios, sin embargo, a él le dio la oportunidad de hacer la carrera de arquitectura en la Universidad de Navarra. Tras la inauguración de este espacio inmenso e inmersivo, Miguel Fontgivell confesó estar “abrumado con la repercusión y el seguimiento que ha tenido nuestro trabajo que, al fin y al cabo, aunque vistoso, es solo una parte de un proyecto mucho mayor”. Concluyó que “esto nos da fuerza a todos los que formamos esta gran familia profesional a seguir trabajando para alcanzar nuevas metas y, sobre todo si es posible, devolver a nuestra tierra tanto como nos ha dado”.