Aquellos vehículos antiguos o los que no disponen de la etiqueta medioambiental de la DGT por su elevado nivel de contaminación ya no pueden entrar en las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que han establecido más de 150 municipios españoles. Son localidades que aplican el acceso y la restricción de circulación a estos vehículos desde el 1 de enero pasado.
En Uppers hemos consultado con nuestro taller mecánico de confianza cómo circular en las Zonas de Bajas Emisiones con un coche antiguo cuando no se puede o no se quiere dejar en el garaje. Muchos de ellos están en perfecto estado gracias a que sus dueños los han cuidado con esmero y su único problema es que verdaderamente contaminan más que el resto. Además, a corto plazo sigue estando permitido que circulen fuera de las ZBE.
Los vehículos a los que la DGT no les ha concedido la etiqueta medioambiental son los modelos de motor de gasolina matriculados antes de 2001 y los diésel matriculados antes de 2006. Según los expertos, por el momento para estos últimos motores diésel no hay solución fácil o viable. En cambio, existe la posibilidad de convertir la mecánica de un coche de gasolina que no tiene etiqueta o dispone de la etiqueta B de modo que pase a contaminar mucho menos y ser calificado con etiqueta ECO.
El proceso consiste en adaptar el motor para que funcione con Gas Licuado de Petróleo (GLP) o Autogas, el carburante alternativo más usado en el mundo. El GLP es una mezcla de butano en un 70% y de propano en un 30% que varía al 65% y 35%, respectivamente, para vehículos pesados. Se obtiene de yacimientos de gas natural o de petróleo o se produce durante la destilación del petróleo en las refinerías.
Con el cambio el vehículo se transforma en un bifuel porque puede funcionar con dos combustibles, en este caso con GLP y con gasolina. Lo que interesa en este caso es que reduce sus niveles de contaminación y por tanto obtiene la etiqueta ECO pasando a encontrarse en el mismo rango que un vehículo microhíbrido o un híbrido convencional. Para la Unión Europea legalmente es ECO, aunque en el aspecto técnico no lo sea.
Ciertas marcas como Dacia, Renault, SsangYong o Subaru ya instalan estos motores bifuel en sus nuevos modelos de modo que a un precio asequible sean calificados con la etiqueta ECO con la consiguiente libertad para acceder o circular por las ZBE de las ciudades.
Lo cierto es que el GLP es más “amable” con el medio ambiente; emite un 15% menos de dióxido de carbono (CO2) que un coche de gasolina y alrededor de un 80% menos de óxidos de nitrógeno que un diésel. Además, el GLP no emite partículas finas y está libre de los elementos y metales más contaminantes que en cambio sí genera la combustión de la gasolina y del diésel. A su vez, el GLP produce un 18% menos de gases de efecto invernadero que los anteriores. Otra ventaja está en el precio del litro de GLP cuyo coste es de 1 euro aproximadamente, en comparación con el litro de gasolina de 95, que supera 1,60 euros de media.
En principio cualquier coche con inyección podría convertirse para que su motor funcione con GLP y obtener la etiqueta ECO. Sin embargo, solo es viable en los modelos de gasolina con una homologación a partir de Euro 3 en adelante, que serían los matriculados desde el año 2000. En los vehículos diésel hay una mayor limitación ya que es posible en los modelos homologados como Euro 6, que lo normal es que sean los matriculados desde 2014.
El proceso de conversión se debe llevar a cabo en un taller mecánico autorizado y el coste total oscila entre los 1.000 y los 3.000 euros, dependiendo del modelo de coche y del proceso en sí mismo. A los vehículos de gasolina (Euro 3 en adelante) se les incorpora un sistema adicional de inyectores, vaporizador, red de tuberías, unidad electrónica de control, conmutador y depósito para el GLP. Este depósito se instala en el maletero y, mejor aún, en el hueco destinado a la rueda de repuesto con vistas a no ocupar litros cúbicos que necesitan las maletas y demás bultos.
Otro cambio en el vehículo es el montaje de un adaptador a la toma de llenado del depósito, cuya finalidad es que la manguera con la que hace el repostaje se fije a presión para asegurar la estanqueidad.En la práctica se transforman en vehículos bifuel con lo cual el usuario puede elegir con qué combustible circular. Sin embargo, siempre necesita contar con gasolina en su correspondiente depósito para el arranque y hasta que se alcance una temperatura aproximada de 40 ºC, punto en el cual el evaporizador puede gasificar correctamente el GLP.
En cuanto a la disponibilidad de GLP para repostar en nuestro país lo comercializan unas 800 estaciones de servicio y actualmente zonas del territorio quedan desabastecidas. Al traspasar las fronteras también es posible llenar el depósito con este carburante; en Portugal hay unas 575 gasolineras que lo distribuyen y una cifra superior a 1.000 en Francia. Hay que recordar que es uno de los más usados en todo el mundo.