Para salir de casa, póngase guantes; para ir al súpermercado, lleve mascarilla; cuando acabe de usarlas, tírelas al suelo, que ya lo recogerá alguien o se quedará ahí por el resto de los tiempos. Evidentemente, no es lo que hay que hacer, pero sí que es lo que parece que decenas de personas han entendido que hay que hacer, a tenor de las numerosas fotos que, durante estos días, se pueden ver por redes sociales.
En los alcorques de los árboles, pegados al pie de una farola, en mitad de la acera o a la puerta de un supermercado: cualquier lugar es susceptible de ser invadido por esta nueva ola de 'plástico coronavírico'. Estas que siguen son de un único paseo de unos minutos por un barrio céntrico de Madrid.
Como si, de repente, hubieran desaparecido los cubos amarillos de plástico o como si, directamente, la gente se hubiera olvidado de mantener un mínimo de civismo, estos elementos de protección individual que, quién sabe si están infectados o no, han pasado a invadir nuestro espacio público.
El problema es tal que hasta el propio Ministerio de Transición Ecológica ha tenido que advertir de que tirar los guantes al suelo, además de incívico, puede aumentar el riesgo de contagio.
También algunas policías locales, como la de Casteldefels (Barcelona) o la de Villarrobledo (Albacete) han emitido mensajes a través de las redes sociales para intentar concienciar a la población.
E incluso en las puertas de hospitales, como el de Puerta de Hierro (Majadahonda, Madrid) se han podido observar numerosos residuos plásticos de guantes y mascarillas tirados, como denuncia este usuario en Twitter.
Desde Uppers queremos hacer un llamamiento a la sociedad para que sea responsable y recoja sus residuos plásticos y los recicle de manera educada. Nuestras acciones presentes son las que repercutirán en nuestros hijos y nietos en el medio plazo. Pensemos en ellos.