En los últimos años, el Wifi ha cobrado una enorme popularidad hasta convertirse en un imprescindible de las empresas y los hogares gracias a la movilidad y comodidad que otorga a sus usuarios frente a las conexiones por cable. Si antes no nos quedaba otra que quedarnos sentados en un mismo lugar para poder conectarnos a internet, ahora podemos navegar por la red desde cualquier lugar de nuestra casa u oficina, algo que puede resultar muy útil si tenemos reuniones y no queremos que el ruido de los demás compañeros nos moleste o si, simplemente, queremos disfrutar de una buena serie o película tumbados en nuestra cama o sofá.
A pesar de las ventajas que la red Wifi puede ofrecer a sus usuarios, y de lo extendido que está su uso, este tipo de tecnología ofrece una conexión mucho más lenta e inestable que la que ofrecen el internet por cable. Como resultado, y a pesar de que, técnicamente, no estamos limitados a un único punto de nuestra vivienda o lugar de trabajo, muchas veces podemos vernos sorprendidos por problemas de conexión que impiden que podamos movernos por internet con la comodidad de siempre.
Generalmente, cuando nos vemos afectados por uno de estos problemas, no tardamos mucho en darnos cuenta, ya sea porque las páginas que intentamos abrir no cargan correctamente o porque nuestros dispositivos se desconectan, sin motivo aparente, de la red. En estas incómodas situaciones, podemos medir cuál es la intensidad de nuestra conexión wifi para elegir cuál es el lugar en el que más nos conviene conectarnos para evitar estos problemas.
Generalmente, para medir la intensidad de nuestra conexión Wifi solemos fijarnos en el icono del Wifi que aparece en la barra de tareas y, en concreto, en el número de líneas que tiene marcadas. Si vemos que el icono está completamente iluminado, entendemos que no hay ningún problema con la conexión, mientras que si una o un par de líneas están apagadas, entendemos que hay algún tipo de problema.
Este método, si bien sirve para que nos hagamos una idea de manera rápida, tiene sus limitaciones, ya que no es del todo preciso. Por suerte, existe una forma mucho más específica de conocer la intensidad real de nuestra red wifi.
Lo único que tenemos que hacer es acceder a Windows Powershell, una aplicación que aparece por defecto en cualquier ordenador de la marca Windows. Para encontrarla, basta con que busquemos en el buscador el nombre de la aplicación. Una vez la hayamos localizado, la abriremos. Esto hará que aparezca una nueva ventana con un aspecto semejante al antiguo MS-DOS.
Cuando se haya abierto esta nueva ventana, deberemos escribir este comando: netsh wlan show interfaces y darle a enter. Al cabo de unos segundos, en la misma ventana aparecerán todos los datos sobre nuestra conexión wifi, desde el nombre y el tipo de red hasta la velocidad de recepción y transmisión y la señal.
En este caso, para comprobar la intensidad de nuestra red wifi tendremos que fijarnos en el apartado que reza ‘señal’. Este aparecerá representado con un porcentaje. Cuando más se acerque al 100%, mejor será nuestra conexión.