Los auriculares inalámbricos se introducen dentro de la cavidad auditiva y es lógico que se terminen ensuciando. El problema es que los ínfimos restos corporales propios de la zona acaben afectando a su funcionamiento. Incluso se llevan a arreglar pensando que se han roto y después los técnicos especializados aseguran que tan solo estaban sucios. En Uppers les hemos consultado cómo limpiar los auriculares inalámbricos para prevenir y que acaben fallando sin arreglo posible o que compense el gasto económico.
El primer consejo de los expertos es no sumergir nunca los auriculares en agua o limpiarlos con un trapo o una bayeta empapada ya que como cualquier aparato electrónico se estropean automáticamente.
El segundo consejo es utilizar alcohol isopropílico, un trapo de microfibra o una gamuza, como las que se emplean para limpiar los cristales de las gafas que no desprenden pelusas, y un cepillo pequeño de cerdas blandas. En este caso podría servir un cepillo de dientes de cerdas suaves o los que se emplean para limpiar una cicatriz o puntos de sutura dentro de la boca. También se venden cepillos especiales para limpiar auriculares que parecen un rotulador.
El alcohol isopropílico es un compuesto químico conocido también como isopranol, propanol o API que se emplea como desinfectante y para limpiar aparatos electrónicos siempre que estén apagados y desenchufados. No es un alcohol etílico como el que se vende en farmacias. Es incoloro, tiene un fuerte olor que no se debe inhalar y a temperaturas muy bajas se vuelve más denso y espeso. A diferencia de otro tipo de limpiadores, es inflamable, por tanto, se debe almacenar lejos de una fuente de calor y tratarlo con cuidado. También se recomienda usarlo con guantes porque puede irritar la piel. A pesar de todo ello es el limpiador más adecuado para los auriculares.
En el caso de que incorporen gomillas de silicona lo más fácil es extraerlas para limpiarlas de forma independiente con agua y un jabón suave. Como se separan de la parte electrónica no hay problema y además es como mejor quedan porque acumulan mucha suciedad. Después es imprescindible dejar que se sequen por completo antes de colocarlas ya limpias en los dispositivos.
Para eliminar los restos de los auriculares en sí mismos en este caso se debe mojar la gamuza o el trapo, que no suelte pelusas, con un poco de alcohol isopropílico. El líquido elimina las manchas, desinfecta y además se evapora enseguida. También se pueden utilizar las toallitas que actualmente se comercializan para limpiar los cristales de las gafas.
En ocasiones, la suciedad se ha incrustado o con la gamuza no es posible llegar a los rinconcitos más difíciles. Es para estas zonas donde es útil el cepillo de cerdas suave. Lo importante es tener cuidado en este caso de no dañar la malla del auricular. Es muy delicada y al ejercer presión con el cepillo para limpiarla se puede romper.
Otra cosa que hay que revisar es el estuche donde se guardan los auriculares para cargarlos. Al meterlos en sus correspondientes huecos los restos caen y se van acumulando. Para estas zonas sirven los cepillos especiales con forma de rotulador. Los bastoncillos de toda la vida, los que se usan para limpiar la parte externa de las orejas, funcionan igual. Tras mojar la punta con un poco de alcohol isopropílico se debe accede a las zonas difíciles, como alrededor de los contactos de carga. Por último, el exterior del estuche queda perfecto con la gamuza y el alcohol.
Una vez limpios todos los componentes y tras comprobar que están secos es posible usar de nuevo los auriculares o ponerlos a cargar.