Todos vivimos momentos de relajación y descanso; un puñado de horas muertas en las que no nos exigimos más que disfrutar del reposo que nos hemos ganado y que siempre, siempre, se hace más corto de lo que nos gustaría. La parte más negativa de este disfrute es que somos más propensos a dejar de prestarle atención al móvil, momento en el que algún amigo de lo ajeno puede aprovechar para robárnoslo y hacerse con nuestros datos personales. Según un informe del Ministerio del Interior, solo el año pasado en España fueron sustraídos más de 180.000 smartphones, un dato que indica lo despistados que estamos en general con nuestra información más sensible. No debemos quitarle importancia a la astucia de los ladrones. Ya sea de forma física o remota, van a tratar de apropiarse del contenido de nuestro smartphone tarde o temprano.
¿Cómo podemos proteger nuestra información sensible si hemos sido víctimas de un robo? ¿Ya sabes cómo camuflar tus apps bancarias?
El móvil es nuestro apéndice digital, una extensión enriquecida de nuestra vida privada. Ahí guardamos a buen claves privadas, información bancaria, datos personales, fotografías, conversaciones de contenido sensible y multitud de contraseñas, por nombrar solo unas pocas coordenadas de nuestra privacidad que no deben caer en manos ajenas.
Sin embargo, un porcentaje nada desdeñable de usuarios de móvil descuida un aspecto fundamental, que muchos expertos en ciberseguridad mencionan cuando hablan de la protección básica de nuestros datos. Si bajamos aplicaciones de sitios no oficiales o nos conectamos frecuentemente a redes públicas de baja protección, estamos creando una puerta trasera en nuestro móvil y facilitando que cualquiera con un mínimo conocimiento en delitos digitales pueda aprovecharse de estas vulnerabilidades.
Protege todos los datos de tu móvil
Existen algunas medidas de protección básicas que podemos practicar diariamente para mantener nuestro terminal a salvo de los intereses ajenos.
Biometría, contraseña y huella. Ya sea con huella digital (biometría), utilizando un patrón o mediante contraseña numérica. Fundamental para levantar un primer muro de seguridad.
Apunta el IMEI. Es un identificador que darás cuando denuncies el robo y con el que se puede inhabilitar el móvil cuando te lo han robado. Si no lo recuerdas, basta con llamar al número *#06# para recuperarlo. Este código marca tu móvil, a modo de un billete de banco, para que nadie lo pueda revender.
Anula la SIM. Una vez estamos seguros de que hemos sido víctimas de un robo, tocará ponerse en contacto con nuestra compañía de teléfonos para solicitar la anulación de nuestra SIM y obtener un duplicado. De esta forma, impediremos que el ladrón pueda realizar llamadas con tarificación abusiva o pueda usar nuestro móvil para alguna estafa.
Cambio de contraseñas. Es prioritario revisar con cuidado todos las apps, redes sociales, bancos, etc de los que somos clientes y cambiar las contraseñas de acceso y la pregunta de seguridad. Si eres un humano medio, seguramente utilices una misma contraseña con distintas variaciones para acceder a la mayoría de estos servicios. Grave error.
Localiza tu dispositivo, bloquéalo y borra tus datos. En Apple, disponemos de FindMyPhone; en Android, la opción llamada ‘Encontrar mi dispositivo’. La parte negativa de ambos servicios es que está supeditada al acceso a una red wifi que pueda geolocalizar el terminal y bloquearlo. Tomando el ejemplo de Android, disponemos de tres opciones. La primera y más conocida, localizar el terminal. Además, podemos utilizar la pestaña llamada ‘Bloquear mi dispositivo’ y ‘Borrar mis datos’, con las que cortamos el acceso al contenido privado, aunque cualquier hacker con maña puede burlar estas barreras de protección con un poco de tiempo. Debemos asegurarnos de que el Administrador de dispositivos está activado. Para ello, entramos en Ajustes / Aplicaciones / Acceso especial / Administradores de dispositivos y activamos la opción ‘Encontrar mi dispositivo’, en caso de que no esté operativa.
Cifrar el contenido. No es una opción para todos los usuarios, aunque sin duda es la que más protección le brinda a nuestros datos en caso de que nos hayan sustraído el terminal. Al ladrón le será mucho más difícil descifrar la información sensible. La principal desventaja es que podemos ser nosotros los que perdamos el acceso a los datos si tenemos algún problema inesperado con el móvil.