César Alierta, expresidente de Telefónica y Tabacalera, ha fallecido a los 78 años después de varios problemas de salud en los últimos tiempos causados por problemas cardiovasculares, según han confirmado a la SER. El abogado y empresario llevó el timón de Telefónica desde julio de 2000 hasta abril de 2016, convirtiéndola en la cuarta operadora más grande del mundo. En ese tiempo llegó a ser el quinto ejecutivo más influyente del mundo y el tercero mejor pagado del Ibex.
Nació en 1945 en Zaragoza, de donde provenían sus padres, Juana Izuel y Cesáreo Alierta, que fue alcalde de la ciudad, presidente del Zaragoza club de fútbol e impulsor del estadio de La Romareda. El propio César, gran apasionado del fútbol, fue accionista mayoritario del club maño, al que salvó de la desaparición en 2014.
Comenzó su andadura profesional en el Banco Urquijo tras hacer un máster en la Universidad de Columbia, y en 1985 fundó Beta Capital. En 1996 llegó a la presidencia de la entonces empresa pública Tabacalera de la mano fe José María Aznar. Fue él quien privatizó la entidad y la fusionó con la la francesa Seita para formar Altadis.
Después, en el año 2000, sustituyó a Juan Villalonga al frente de Telefónica y, pese a carecer de experiencia en el negocio de las telecomunicaciones, devolvió la empresa al buen camino, acelerando su expansión internacional. En 2016 fue sustituido por José María Álvarez-Pallete y él pasó a presidir la Fundación Telefónica, volcándose sobre todo en proyectos solidarios.
Su gran amor fue Ana Cristina Placer Peralta, que fue su compañera durante cinco décadas, hasta que falleció en 2015 a los 70 años por una enfermedad pulmonar. Se casó a los 20 con Alierta, pero no tuvieron hijos. Alguna vez hablaron de adoptar pero nunca se decidieron y se volcaron en sus sobrinos.
Extrovertida y menos tímida que el empresario, formaba con él un buen equipo y le acompañaba en sus numerosos actos sociales. “Éramos uno, la echo de menos pero cuando me acuerdo de ella me pongo de buen humor, ella me dice lo que tengo que hacer”, rememoraba en una entrevista en 'Vanitatis'.
Alierta acusó mucho su pérdida, pero recuperó la ilusión sentimental con Isabel Sartorius, la ex novia del rey Felipe, que colaboraba en ProFuturo, uno de los proyectos que el empresario había puesto en marcha junto a su gran amigo, el Papa Francisco, para escolarizar niños en el Tercer Mundo proporcionando tablets a los misioneros.
El destino le unió a Sartorius, 20 años menor que él, a finales de 2017 en un vuelo a Nigeria para dotar de tablets a los escolares de aquel país. Su romance llamó la atención de la prensa rosa, aunque la relación nunca derivó en mayor compromiso y concluyó discretamente cinco años después.
También mantuvo una gran amistad con el rey emérito, a quien hizo el favor de colocar en Telefónica a Iñaki Urdangarin cuando se exilió en Washington. “Yo le estoy muy agradecido al rey Juan Carlos por todo lo que hizo cuando subió al trono porque ahora España es un país importante, más importante de lo que los españoles piensan. Y eso fue gracias a él y a los políticos de la Transición”, comentaba.
Curioso era también que quien liderara una de las mayores operadoras del mundo se manejara en su día a día con un Nokia muy básico, sin acceso a internet ni a las redes sociales. "El único ser libre soy yo, porque tengo este teléfono y ni Google ni Apple ni Facebook saben de mi vida", bromeaba.
Alierta estaba muy unido a sus cuatro hermanos y sentía adoración por sus sobrinos, especialmente por Javier Placer, a quien siempre acogió como a su propio hijo. Lo llevó consigo en su etapa en Tabacalera y también contó con él en Telefónica, donde llegó a dirigir el área de Telefónica Open Future. Ambos fueron absueltos de un delito de uso de información privilegiada en la compraventa de acciones de Tabacalera por haber prescrito.