Comprar por internet es seguro. Pero quizá no tanto como pensabas. Pese al esfuerzo de webs y bancos de que las medidas se seguridad aumenten, los estafadores encuentran todavía resquicios a través de los que conseguir su botín. La última de sus artimañas: utilizar tarjetas de crédito caducadas que, ojo, siguen funcionando para compras online. Hablamos con Honorio Ruiz, director de desarrollo de negocio en TransUnion España para que nos explique cómo es esto posible.
Antes de nada, unos datos. Según el Colegio de Criminólogos de Madrid, el 61,7% de los ordenadores españoles en 2017 estaban afectados por algún tipo de malware. De esos, el 43% era de usuarios mayores de 65 años, convirtiendo así a este grupo en especialmente vulnerable a las estafas online y, por lo tanto, también a esta.
El funcionamiento es aparentemente sencillo. Los estafadores aprovechan los datos de tarjetas caducadas guardados en las plataformas de venta online para seguir adquiriendo productos. Pero, ¿cómo puede seguir operativa una tarjeta si está caducada? Aquí está el quid de la cuestión. Algunos comerciantes tienen acuerdos con los emisores de tarjetas para que estas se puedan emplear en determinados portales aun cuando están caducadas.
"Es una absoluta irregularidad que debe ser perseguida por las autoridades. Algunas plataformas están dispuestas a asumir un porcentaje de fraude por la presión de las ventas, porque los beneficios son mucho más altos", explica Ruiz. Es una práctica que viene del mundo anglosajón, donde está más extendida. "Lo que está claro es que ante una denuncia el perjuicio no va a ser para el titular de la tarjeta y la entidad bancaria y la plataforma de venta serán las que tengan que responder por lo ocurrido".
Pero la estafa no acaba ahí. Una vez que los estafadores realizan la compra con tu tarjeta caducada, entra en juego la segunda parte del plan. Conseguir el paquete antes de que llegue a la casa del titular de la tarjeta. Para ello hacen el seguimiento del mismo e intentan interceptarlo antes de que el repartidor llame al timbre del domicilio o lo deje en conserjería.
Con esta y otras estafas entra en juego el problema de fondo: la suplantación de la identidad. "Este es el verdadero problema que se da en el mundo del e-commerce y no está relacionado solo con este tipo de operaciones, también ocurre con créditos o financiaciones", apunta el experto.
"Los banco cada vez ofrecen más facilidades para conseguir, por ejemplo, créditos pre concedidos tanto a clientes como a no clientes, es muy fácil hacerse pasar por otro, más de lo que debería. Pese a que los sistemas de control están mejorando todavía queda mucho camino por andar porque cada vez aparecen más estafas y fraudes". Es un problema cada vez más común y ha ocurrido a raíz de eliminar el trato personal entre empresas y clientes.
Eliminar de tu perfil de comprador las tarjetas caducadas es un buen comienzo. Si los datos dejan de estar disponibles será imposible que los utilicen. Además, los expertos recomiendan realizar todos los pago online con una misma tarjeta ya que así será más fácil rastrear cualquier actividad sospechosa.
Otra opción para protegerse son las tarjetas de crédito de prepago, en las que introducir dinero antes de hacer una compra deseada y si nos intentan robar el número el daño será menor o incluso inexistente. También existen plataformas que crean tarjetas virtuales para cada transacción. El único inconveniente de esto es la incomodidad de tener que teclear una tarjeta diferente en cada compra.