Si eres de los que pululan ocasionalmente por el ambivalente mundo de las redes sociales, es posible que te hayas topado con un cuadrado formado por cuadraditos verdes más pequeños, en un mensaje autogenerado que irrita a algunos y divierte a otros. Es Wordle Te contamos qué es, quién lo creó y hablamos con algunas personas que no pueden parar de jugar.
Tal y como te explicamos en Uppers, Wordle es un juego de palabras diario a medio camino entre un crucigrama y un sudoku. Se basa en encontrar una palabra de cinco letras en seis intentos, partiendo siempre desde cero. El principio que mueve a este reto es el de prueba y error: para lograr saber qué palabra ha elegido Wordle, debes ir poniendo las palabras que creas en las casillas que se te ofrecen.
La pregunta es: ¿cómo sé dónde están ubicadas las letras? La aplicación te ayuda un poco a este respecto. Si tienes la letra correcta en el lugar correcto, aparece en verde. Si la letra está en la palabra pero no ubicada correctamente, la aplicación la muestra en verde. Si la letra que has escogido no se encuentra en la palabra, aparece en gris. De esta forma, debes ir probando suerte en base a las pistas que te va dejando Wordle para lograr descifrar la palabra en sí.
El juego está en pleno auge. Según cifras de The Guardian citadas por Yasss, Wordle ya acumula más de 2 millones de jugadores diariamente. El funcionamiento está muy claro, pero no todos conocen el origen del juego. Y mucho menos, que la historia tiene que ver con el amor entre una pareja. Su creador original, Josh Wardle, le 'regaló' un juego virtual de palabras a su novia, Palak Shah, allá por 2013. Ella era amante de estos juegos y él quería ser original. Tal y como le contó Shah al New York Times, "es la forma que tiene Josh de mostrar su amor".
Este pasatiempos se quedó en anécdota entre ambos hasta que en el confinamiento recuperaron la idea, ya en desuso. Con el paso de los meses, Wordle dejó de ser un juego para dos y se fue expandiendo hasta convertirse en todo un fenómeno global. Nadie esperaba, ni siquiera ellos, que el juego iba a convertirse en parte de la cotidianidad de muchas personas que, a día de hoy, no pueden parar de jugar.
En nuestro país, ¿qué piensan sus adeptos? Parece que ha sido muy bien recibido ya hay quien no puede parar de jugar. Es el caso de María, una profesora de 57 años que, diariamente, se levanta ya pensando en qué palabra le tocará adivinar hoy. Todavía no ha fallado ninguna. "Juego todos los días. Cuando me levanto, mientras desayuno, juego mi partida de Wordle. Me gusta, porque me mantiene la mente activa. Es un reto divertido", nos cuenta.
Ángel (60) juega con su hijo todos los días y ya no concibe la cotidianidad sin este particular reto cibernético. "Al principio nos poníamos nerviosos, porque da impotencia ver que casi lo tienes y que no salga. Ahora, cuando mi hijo vuelve de las clases, nos ponemos con ello. Es casi una tradición", relata.
Otro de los que no puede parar de jugar es Pablo (49), que lo descubrió la semana pasada por un sobrino adicto a Twitter. "Fuimos a casa de mi hermano a comer y le vi poniendo letras en una especie de crucigrama. Le ayudé y descubrimos la palabra, 'Abril'. Ahora no puedo parar de jugar, es un vicio sano", subraya.