Sergio Narciandi, operario municipal de aguas, revisaba el pasado 29 de agosto las canalizaciones que atravesaban una fuerte pendiente en el término de Cavandi (Asturias) cuando, bajo sus pies, vio algo que brillaba. Lo recogió, interpretó acertadamente que era importante, no tocó nada más y llamó a la Guardia Civil. Reputados arqueólogos que se desplazaron al lugar encontraron, a las pocas horas, el segundo de estos dos collares de hace dos siglos y medio hallados, "importantísimos", según han explicado al periódico El País, para ir hilando los huecos de sentido que durante años han quedado sin poder ser resueltos.
"Es una ventana que se ha abierto a una parte de la historia hasta ahora vetada de la Edad del Hierro [siglos V al II a. C.]”, afirman fuentes de la investigación. O lo que es lo mismo, un símbolo máximo de prestigio para las comunidades prerromanas de la época, que los utilizaban en la zona como muestra de respeto y riqueza.
Además, en ambas piezas se puede estudiar al detalle las técnicas usadas en la Antigüedad para crearlos, que en este caso son de gran solvencia y belleza: soldaduras, filigranas, vaciados. No se sabe si pertenecieron a un hombre o a una mujer, pero sí se sospecha que solían ser llevados por guerreros y simbolizaban además la fuerza comunitaria de la tribu o grupo social.
La idea es estudiar estas piezas y su contexto durante, al menos, un año. “Se va a crear un equipo multidisciplinar, lo más granado en Edad del Hierro, con expertos de diversas instituciones nacionales. Los mejores”, ha explicado Antonia Pedregal Montes, directora del Museo Arqueológico de Asturias.