Titivillus, el demonio al que le puedes echar la culpa de todo cuando te equivocas

  • ¿Sabías que hay un demonio al que, desde la Baja Edad Media, se le pueden atribuir todos los errores ortográficos?

  • Fue tan usado como recurso para justificar faltas que se convirtió en 'patrón de los escribas'

  • Sin embargo este siervo de Satanás no solo se dedicaba a las erratas: también era el 'responsable' de todo tipo de distracciones

Dicen que el mejor truco del diablo es hacerte creer que no existe. Todo lo contrario ocurre con Titivillus. Este es, probablemente, el único demonio que a todos nos conviene que exista. Es más, es el único demonio al que no tenemos ningún reparo en invocar. ¿Lo dudas? Te contamos la historia de este sirviente del mismísimo Maligno y maestro del equívoco.

Anda por rincones y se esconde en los cajones

Durante la Baja Edad Media los escribas eran artesanos que copiaban a mano los textos bíblicos y los tratados y escritos de la Antigüedad. Digamos que eran como 'la nube' de la época. Y como un gran poder conlleva una gran responsabilidad, los compañeros no podían permitirse el error sin caer en el descrédito o, incluso, la desgracia. De ahí la importancia de tener a un 'responsable' de cualquier desliz caligráfico, ortográfico o gramatical. En otras palabras, si se equivocaban, era culpa del demonio.

Sympathy for the devil

¿Pero acaso tiene su Satánica Majestad tiempo para ir por ahí emborronando cuartillas y afeando poemas? No, para eso existen los diablillos. Ahí es donde entra en juego el amigo Titivillus, cuya primera mención registrada está en el 'Tractatus de Penitentia' (1285), de Juan de Gales y que, ya sea por su 'utilidad' -llegó a ser considerado de manera azas irreverente 'patrono' de los escribas- o por su carácter, digamos, picaresco, terminó siendo representado como una especie de bufón en las comedias inglesas de la época. Por la misma razón en algunos tratados del s. XIV aparece como un personaje que se come las vocales al hablar de manera risible. Perdón por el capacitismo.

De hecho, en el Monasterio de las Huelgas de Burgos existe una tabla de c. 1485, atribuida a Diego de la Cruz, donde sobre el manto protector de la Virgen de la Misericordia aparecen dos diablos, uno de los cuales lleva un hatillo de libros a la espalda, que para el profesor Joaquín Yarza Luaces representaría a Titivillus.

Detrás de todas las distracciones

Además, mucho antes de que se pensará en algo como el Déficit de Atención, Titivillus era invocado como el responsable de los murmullos en los templos durante las homilías. También era el responsable de las 'charlas ociosas' y la mala pronunciación. Pero ojo, que aunque Titivillus cargara con la culpa de las faltas, equívocos y distracciones, sus víctimas eran igualmente condenadas al infierno ya que estos errores suponían que habían caído en sus tentaciones.

Una prueba más de que no hay que confiar en ningún diablo. Por útil que nos resulte.