El origen de la palabra siesta (que tiene que ver con San Benito)

  • Aunque hay estudios que demuestran que los españoles no hacemos la siesta tanto como quisiéramos, esta no deja de ser una tradición nacional

  • El clima de nuestro país ha hecho que tradicionalmente, la jornada laboral se divida en dos, con una pausa larga a la hora de más calor

  • La siesta, sin embargo, no es un invento español y así lo prueba el origen del término, que te explicamos a continuación

Spain is different y lo saben en Europa: tenemos horarios que en otros países resultarían demenciales, como aquello de cenar a las 11 de la noche, tomar el vermú antes de medio día y sí, hacer una pausa de un par de horas en mitad del día. Y lo cierto es que hay varias explicaciones para esto último. Hay quien sostiene que el clima local hace no deseable sino imperativo el detenerse durante las horas de mayor calor. Hay quien dice que tras la Guerra Civil muchos españoles se vieron obligados a tener dos trabajos y la organización de nuestros horarios se dio así para facilitar el tránsito entre uno y otro.

Sea como sea, la pausa después de comer suele ligarse a la costumbre de la siesta, una práctica muy asociada a la idiosincrasia española pero que tiene su origen fuera de nuestro país. Porque siesta en realidad viene de la palabra 'sexta' referida a 'la hora sexta', un concepto que viene de la antigua Roma. ¿Qué significa exactamente esta hora?

¿Origen monacal?

Los romanos dividían el tiempo de luz en 12 horas y el tiempo de oscuridad en 12 horas. Pero en la práctica, no computaban las horas como nosotros sino que le llamaban 'hora' a los grupos de tres horas nuestras, así las 12 horas de luz para ellos se dividían en cuatro: prima, tertia, sexta y nona, contando desde que salía el sol. Según esta división la 'hora sexta' era la que empezaba en el medio día, cuando se hacía un descanso.

Sin embargo hay quienes atribuyen la costumbre al monje cristiano romano San Benito, creador de la vida monacal y de la orden Benedictina, misma que se regía por una Regla muy estricta. Porque resulta que en el Capítulo XLVIII de la Regla Benedictina se dice que "Después de Sexta, cuando se hayan levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para sí, de modo que no moleste a nadie".

En cualquiera de los casos, está claro que los españoles no inventamos aquello de descansar en la 'hora sexta' que pasó luego a llamarse 'sesta' y acabo castellanizándose como 'siesta', pero sin duda la perfeccionamos. Y aunque no la practiquemos tanto como quisiéramos, la siesta española seguirá siendo tan parte de nuestra identidad como el flamenco o la paella. Sobre todo de cara a l extranjero.