Ana, la hija maga de Juan Tamariz: "No puedo estar más contenta de haber conocido a un genio"

  • Repasamos con ella la trayectoria de uno de los magos más prestigiosos del mundo

  • Ha tomado el testigo de su padre y se dedica a formar a otros magos transmitiéndoles su sabiduría

  • A punto de cumplir 81 años, sigue actuando y escribe sus memorias, además de algunos libritos para futuras generaciones

Juan Tamariz (Écija, 1942) llegó a nuestras vidas a través 'Un, dos, tres… responda otra vez'. Delgaducho, extravagante, gracioso, con voz chillona… La televisión era aún en blanco y negro y parecía una caricatura decimonónica. Se hacía llamar don Estrecho y, junto al profesor Lápiz y don Rácano, formó el trío de los famosos tacañones creados por Chicho Ibáñez. Enseguida nos enseñó lo lejos que nos puede llevar la magia. A punto de cumplir 81 años, repasamos su vida con su hija Ana, maga como él y directora de la Gran Escuela de Magia que lleva su nombre, Ana Tamariz, y el alma del padre.

Juan tenía cuatro años cuando sus padres le llevaron al teatro a ver un mago de verdad. Quedó tan fascinado que desde entonces siempre pidió como regalo de Reyes un juego de magia. Cuando fue admitido en la Sociedad Española de Ilusionismo, con 18 años, entró curtido en juegos de cartas y destrezas. En 1973 ganó el Premio Mundial de Cartomagia, en Francia, gracias a su habilidad para combinar magia y humor. Es mago y genio. Uno de los más prestigiosos del mundo, hacedor de sueños y el mejor mago de cartas de la historia. Todavía hoy imparte su sabiduría, aunque buena parte de sus días los dedica a escribir sus memorias y otros libritos que heredarán las nuevas generaciones.

¿Cómo fue crecer teniendo como padre a un mago de verdad cuando los demás teníamos que conformarnos con Merlin, el encantador, de Disney?

Desde que nací he estado rodeada de magos. De pequeñita me chocaba que todos los niños supiesen a qué se dedicaba mi padre si yo no tenía ni idea de a qué se dedicaban los de los demás. Cuando se hizo famoso en televisión, yo tenía seis años y era muy tímida. Me abrumaba aquello. En el colegio me preguntaban cómo hacía los trucos mi padre. Aunque al principio fuese abrumador, iniciamos una relación muy bonita de profunda admiración y respeto que ha durado toda la vida.

¿Tú también has sido tocada por la magia?

Desde muy temprano empecé a hacer juegos de magia. El problema fue que, si lo hacía muy bien, me replicaban que era lógico teniendo como padre a Juan Tamariz. Si fallaba, no se explicaban que pudiese hacerlo mal siendo hija de Juan Tamariz. Me di cuenta de que no me veían a mí, sino que solo existía una comparación.

Todos me comparaban y decidí dedicarme a enseñar magia a partir de la sabiduría y la filosofía de mi padre

Entonces decidí dedicarme a enseñar magia, a conseguir que los magos fuesen otros a partir de la sabiduría y la filosofía de mi padre. Ha sido fascinante poder transmitir su magia mientras él viajaba de gira por todos los teatros y congresos del mundo.

¿Renunciaste a hacer tu propia magia?

Entre bambalinas y en los vestíbulos de los teatros hago magia y ayudo a otros profesionales o a mi marido, Manu Vera, que también es mago. En mi repertorio tengo un juego, que es la cabeza misteriosa. Es un efecto muy antiguo que ya salía en 'El Quijote' y lo hemos renovado añadiéndole el toque de la magia. Consiste en una cabeza sin cuerpo que está sobre una mesa y habla al público. Es muy divertido. También hago juegos de mentalismo de manera puntual, pero lo que más me gusta es poder transmitir la magia de mi padre.

Tu padre ha declarado que no hace humor ni comicidad, que es la alegría que le sale de dentro. Sin embargo, forma parte de su carismática personalidad.

Tiene su lugar en la carrera de Juan y con él ha conseguido mucha repercusión en televisión y en los espectáculos en directo, teatros o pubs en los que actuaba a finales de los 80 y 90. A través del humor llegas al público, pero no es imprescindible para hacer buena magia o ser buen ilusionista. En la escuela tenemos una larga lista de profesores que enseñan humor en monólogo, pero no necesariamente tiene que incluirlo el mago. La magia en sí misma es suficientemente poderosa.

¿Juan Tamariz popularizó la magia?

Le debemos ese reconocimiento. Antes la magia estaba reservada a los cabarets, circos y salas de fiesta. No era tan accesible. Empezó llevando la magia a un café de Madrid que se llamaba La Mandrágora. Los viernes actuaba él y los sábados Joaquín Sabina. Iban a verse el uno al otro.

Llevó la magia a La Mandrágora. Los viernes actuaba él y los sábados Joaquín Sabina. Iban a verse el uno al otro.

Luego llegó al Teloncillo, también en Madrid, y a Croché Cafetín, en El Escorial. En este último, actúa cada viernes, desde 1981, en la llamada Hora de Brujas. Gracias a sus actuaciones se difundió de boca en boca el encanto de la magia, y de los bares y pubs pasó a los teatros. Juan siempre recuerda aquellas primeras actuaciones en el Teatro San Pol, en Madrid, sin apenas público y con diez o quince sillas que subían al escenario. Poco a poco, consiguió crecer y completar los aforos. Los empresarios de muchos teatros empezaron a programar y contratar magia.

Juan recuerda sus primeras actuaciones en el Teatro San Pol, en Madrid, sin apenas público y con diez o quince sillas que subían al escenario

¿Cuánto le deben las nuevas generaciones de magos?

Ahora que se dedica a escribir sus memorias, te das cuenta de su dimensión. Es historia pura. Ha aportado muchas lecciones a la magia mundial, muchas teorías y técnicas. Los magos pasaríamos el día entero escuchándole. Cuando hacía giras, después del espectáculo reunía a magos y hacía magia para ellos, enseñándoles sus técnicas e ilusionándoles muchísimo. También en la Gran Escuela de Magia sigue impartiendo clases magistrales donde transmite sus conocimientos. Esa generosidad es parte del legado que va dejando porque reactiva la ilusión de los magos.

Como maga, ¿que herencia te dejará?

No puedo estar más contenta de haberle conocido, de haber conocido a un genio. Es una suerte que comparto con todos los magos porque Juan es un cúmulo de sabiduría hermosa. Sabe de arte, historia, filosofía… Para mí es un gran privilegio enseñar a los magos y transmitir su línea de pensamiento. Acompañar a esa persona que sueña con ser mago desde su primer juego hasta que le llega su primer contrato. Es otra forma de hacer magia. Como padre es también maravilloso. Ha educado a los hijos en el amor, confianza y respeto a todo.

Sorprende la cantidad de libros de la Gran Escuela de Magia.

Mi padre empezó con un volumen del Padre Ciuró y descubrió que existía todo un mundo mágico en los libros a través de las referencias que aparecían en él. Acabó comprando todos y nos ha donado su biblioteca. Habrá unos 2.000 libros muy seleccionados con la condición de que esté abierta para los magos. Quiere que sigan aprendiendo y avanzando a partir de la sabiduría que encierran esos libros.

¿Qué hizo que Juan Tamariz se retirase de la televisión?

Él tuvo su momento y luego pasó el testigo a otros magos, como Jorge Blas o Luis Piedrahita. En 1975 llegó a TVE con su propio espacio, 'Tiempo de magia'. En 1977 se incorporó al espacio infantil El Recreo. También en 'Un dos tres' pudo ejercer como mago. Y más adelante condujo sus propios espacios en diferentes cadenas: 'Por arte de magia', 'Magia Potagia', 'Luna de verano' y 'Chantatachan'. Cada uno de estos programas da nombre a los cursos que impartimos en La Gran Escuela de Magia.

¿Quién quiere ser mago hoy?

Aquí llegan desde niños de cinco o siete años hasta personas con más de 80. Entre nuestros alumnos hay políticos, artistas, gente corriente o malabaristas que quieren ampliar sus conocimientos para sus números circenses. Somos una gran familia con una gran pasión.

Desde niños de cinco o siete años hasta personas con más de 80 sueñan con ser magos y quieren aprender

Tenemos magia de diferentes niveles para todos los aspirantes y un equipo de profesores de 25 o 30 magos, cada uno con su especialidad. Siempre queda algo por aprender y esto es precioso. Mi padre, con 80 años, sigue aprendiendo. La escuela abrió en 1988 y el 16 de octubre celebraremos una gran fiesta de aniversario en Galileo Galilei.

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