Ana Milán es una mujer determinante. La divertida actriz no tiene problema en pronunciarse cómo ve la vida y de abordar esos temas controvertidos para la sociedad. Recientemente acaba de hablar de uno de los temas que suele ser un debate abierto donde las actitudes impostadas o el "fueron felices y comieron perdices" de Disney, es lo que impera. Pero la realidad, no se pinta igual. Las relaciones, el amor y la infidelidad es el tema del último episodio de la primera temporada del podcast en 'La vida y tal' que tiene con Sebastián Gallego en Podimo.
“Hay una cosa muy importante, que es que decir te quiero, no es querer. Parece, pero no”, defendió la actriz nada más comenzar en su consultorio sobre el amor.
A sus 48, con esa experiencia que te da la vida y en este caso las relaciones, ha explicado cómo le gustaría vivir de nuevo una relación en pareja: “Me encantaría que llegara el amor de mi vida esta tarde y me consintiera". Asegura que la gente y sobre todos los hombres tienen una idea completamente equivocada sobre ella "porque, además, como tengo mucho carácter, la mayoría de los hombres piensan que a mí hay que darme rock&roll y nada más lejos". Y avisa a navegantes: "Yo como funciono bien es suavecito y consintiéndome”.
Uno de los puntos más importantes que aborda y reflexiona sobre ello, es el hecho de no intentar cambiar a nadie. “La gente cambia, lo que pasa es que no cambian cuando nosotros queremos, la gente cambia cuando ellos lo consideran necesario. Ahí es donde se cambia”, sentencia la alicantina, citando una de las famosas frases de Oscar Wilde.
Intuir o tener sospechas en cuanto a si tu pareja es infiel, Ana Milán considera: “Me parece que cuando uno tiene esa energía ya, que es evidente que no te lo estás tomando a broma, sino que te está afectando en tu día a día, me parece que uno tiene que sentarse y hablarlo". Pero ¿cómo abordarlo? ¿Cómo sentar a tu pareja y abrir es temida caja de Pandora? "Sin acusaciones, diciendo: ‘sea verdad o sea mentira lo que está pasando, yo lo estoy pasando mal’", comenta. Sugiere hacerlo sin juzgar ni acusar al otro, desde dónde uno está y cómo se siente. Además de tener en cuenta: “Cuando hablamos de una pareja siempre tenemos que valorar ambas partes”.