Hay actores por los que no pasa el tiempo, o mejor dicho, que creemos que no crecen. Es el caso de Adam Sandler que ha crecido con nosotros y ha unido a varias generaciones y que ha cumplido ya 56 primaveras. Han pasado más de 20 desde que hiciera 'Little Nicky'. Su sentido del humor, su carácter jovial le hacen ser ese 'niño grande' al que dio vida hace doce años. En una nueva entrevista con la revista AARP, ha hablado sobre el envejecimiento y cómo lo lleva y cómo ha cambiado física y emocionalmente.
No eres el único que no caes en la edad de Sandler cuando le ves en una cinta, hay a otra mucha gente que le pasa y él es consciente: "Un chico de 18 años escucha que tengo 56 y dice: '¡Guau! ¡Pensé que eras más joven!". Para él, es algo normal: "Me gusta mi edad y es divertido interpretar a mi edad”.
Con una larga trayectoria a sus espaldas, ya no es aquel chiquillo de dientes movidos que lo mismo hacía de ingenuo que se convertía en un 'cabeza hueca': "Me estoy haciendo mayor. Eso no significa que me sienta viejo”.
Para él, envejecer es "liberador" porque le ha hecho conocerse y poder ser más él. Su claim de vida se centra en ser “fiel nada más que a mi apariencia, lo que pienso y lo que hago en la vida”. Con la madurez, ha dejado de ser esclavo de su cuerpo: “No ha habido una sola película en la que me haya mantenido en el mismo peso durante un rodaje de tres meses. Solía preocuparme por eso (el peso). Ahora estoy bien. ¡Vamos a comer una costilla de primera, hombre!".
A pesar de su apariencia de hombre tranquilo y calmado, se esconde otro Sandler que poco conocemos. “Me volvía loco. Tenía un temperamento rápido, reacciones rápidas. Cometí muchos errores tontos y dije muchas cosas estúpidas. Echando la vista atrás, podría ser un idiota. Fui egoísta".
El hollywoodiense, padre de dos hijos, ha buscado la ayuda en un terapeuta. Gracias a su coach y a esa madurez, vive mucho mejor. "Me ha dado un plan". Sandler, a día de hoy, ha encontrado herramientas que, desde su punto de vista, le hacen ser mejor persona y haber crecido personalmente. "A veces simplemente con una oración, respirando un momento antes de decir algo estúpido. Al hacer eso, me doy cuenta de que no era tan importante decirlo, y no paso dos horas haciendo que todos a mi alrededor se sientan raros sin razón”, ha reconocido haciendo un balance de su actitud anterior.
Sus cambios de temperamento eran muy frecuentes y el paso de la edad le ha ayudado: “Me ves y dices, 'Dios, ¿cuántos estados de ánimo va a tener este tipo hoy?' Pero, en general, he mejorado mucho en la vida a medida que envejezco”.
En ese repaso a su vida, ha reconocido que perdía los nervios con su esposa Jackie, como un mortal más: “Si estaba esperando a mi mujer y tardaba en vestirse y bajar, decía: '¿Qué diablos está pasando ahí arriba?'”.
Centrado en la película que estrenó este pasado verano, 'Garra' donde interpreta a un cazatalentos de basket de la NBA y en 'Spaceman' donde se meterá en la piel de un astronauta, solo quiere que "la gente siga disfrutando de lo que estoy haciendo". “Espero que se lo hayan pasado bien con mis películas, con lo que les hemos dado y, les haya gustado o no, agradezcan que me he esforzado al máximo”.