Naomi Watts es una de las actrices más respetadas de Hollywood. La artista bebe las mieles del éxito con su último trabajo que se ha convertido en número uno en Netflix, 'Watcher' ('Vigilante'). Su papel de una esposa de familia adinerada (los Brannock) acosada por un hostigador anónimo que les manda cartas día sí y día también a su domicilio perturbando la paz del nuevo hogar al que se han mudado, no ha dejado impasible a nadie. Con unos looks sofisticados y casuals en tonos neutros, a la par que un maquillaje natural, ha hecho que todo el mundo se fije en que "¡tiene expresividad en la cara!".
A sus 54 se ha convertido en una abanderada de vivir con naturalidad el paso de la edad. Hace tan solo unos días, hablaba de vivir el climaterio como una etapa más de la vida de la mujer sin avergonzarse ni tener pavor a no ser una mujer fértil y por ende, volverse invisible como le pasó a su madre. Eso le ha llevado a tener una fundación donde ayudan a otras mujeres a ver los puntos positivos de la menopausia y a liberarse. Pero no solo invita a liberarse de los 'prejuicios tácitos' que existen si no, también, de otros como el del bisturí para evitar los surcos y las líneas de expresión. De hecho es una de las pocas actrices de Hollywood que no tiene operado el pecho.
Lejos de las exigencias de la industria cinematográfica y del miedo a ser rechazada para papeles por tener arrugas, la australiana ha dicho no al botox. Naomi Watts se ha sincerado sobre cómo afronta el paso de los años y sus preocupaciones respecto a envejecer. La actriz no duda en reconocer que se cuida y que, en el pasado, alguna vez pensó en someterse a algún tratamiento para prevenir el envejecimiento como el bótox, pero de momento no se ha hecho nada.
Madre de dos hijos, Kay (13) y Sasha (15), luce un rostro lleno de luz, como se aprecia en 'Vigilante', con los signos propios de su edad. Curioso es que, cuando su carrera despegó en sus treinta, le recomendaron que trabajara todo lo posible antes de los 40, porque le dijeron que dejaría de ser deseable y que entonces, dejaría de recibir ofertas de trabajo. “La mayoría de los personajes que interpreto están pasando por un torbellino emocional, por lo que mi trabajo exige que tenga expresión facial. Si mi rostro estuviera paralizado, ¿qué derecho tendría de interpretar ese rol?”, cuestionaba en unas declaraciones para la revista 'Good Health'. Mientras que a ellos se les alaba lo bien que envejecen y están con unas canas, la mujeres siguen con el látigo de una 'impuesta' perfección de la juventud.