Rateros, sexo y noche: el brutal asesinato de Pier Paolo Pasolini hace 47 años que sigue siendo un misterio

La historia de la truculenta muerte del cineasta Pier Paolo Pasolini sigue siendo todavía una incógnita. El polifacético escritor, poeta, pintor, director de cine ha sido uno de los intelectuales italianos más alabados del siglo XX. Católico (aunque contrariado tras leer a Tolstói, Shakespeare, Dostoievski, Novalis o Coleridge), homosexual y marxista, entre sus obras se encuentran 'Decamerón', 'Medea' con Maria Callas o 'Saló o los 120 días de la ciudad de Sodoma'. Su cuerpo apareció en una playa de Ostia (a 30 kilómetros de Roma) el 2 de noviembre de1975 masacrado tras haber sido atropellado varias veces. Es decir, se acaban de cumplir 47 años de aquella rocambolesca muerte, que se convirtió en un asunto de Estado por sus tintes políticos. A día de hoy, el relato de Giuseppe Pino Pelosi, el único detenido, sigue sin cuadrar.

Preso de su opinión

Lo cierto es que Pier Paolo Pasolini se convirtió en un personaje profundamente incómodo para el poder, al dejar ver su arbitrariedad y abusos.  En una entrevista poco antes de morir con Furio Colombo dejó caer: “Todos estamos en peligro”. ¿Intuía que podía ocurrirle algo? En esa esa entrevista también declaró: “Yo bajo al infierno y sé cosas que no turban la paz de otros. Pero, cuidado. El infierno está subiendo a donde vosotros estáis... No os hagáis ilusiones”. Su carácter indómito le hacía ser indulgente con sus historias personales pero intransigente con las causas colectivas. Tenía la idea de que los jóvenes hampones que visitaba, “un subproletariado precristiano, estoico”, como les denominaba serían los encargados de destruir y renovar la civilización occidental, sumida en la decadencia. Quién le iba a decir que uno de ellos sería el implicado en su dramático final.

La autopsia reveló que la paliza fue descomunal. El cadáver sufrió hemorragias internas debido a una brutal patada en los testículos y las contusiones cerebrales tantos externas como internas. "No es que saliera simplemente sangre, hubo auténticos chorros", rezó en el informe forense. Pero, el que diera muerte a Pasolini, también se encargó de pasarle por encima con el propio coche del cineasta, un Alfa Romeo plateado. Su cuerpo quedó completamente destrozado. Una señora, Maria Teresa Lollobrigida, quedó impactada y en un primer momento creyó que era un montón de basura.

La historia

Aquella fatídica noche, Pier Paolo Pasolini salió, como en otras ocasiones, montado en su vehículo y se acercó hasta un local de copas cerca de la estación Termini de Roma frecuentado por chaperos. El cineasta fue allí cuando se encontró con un joven de 17 años, Giuseppe Pino Pelosi al que invitó a dar una vuelta. La pareja se dirigió a cenar a una trattoria cercana a la Basílica de San Pablo. Tras la cena, emprendieron camino hacia pusieron rumbo a Ostia y se dirigieron hacia una base de hidroaviones. 'El Rana', como era conocido, declaró que el artista quiso mantener relaciones sexuales con él y que él, rechazó la idea. Ambos acabaron forcejeando y el joven menor de edad, no dudó en asestarle unos bastonazos y unas patadas. Detenido y puesto a disposición judicial, Pelosi cumplió condena por este homicidio. Sin embargo, a lo largo de los años cambió varias veces su versión sobre lo sucedido.

'Un asesinato político'

La teoría más aclamada es que nada mejor que empañar su imagen con un crimen de trasfondo sexual y buscar para ello un chivo expiatorio. ¿Por qué Pelosi? Pues porque al ser menor de edad, cumpliría una condena más pequeña. 9 años y 7 meses de cárcel. El 18 de julio de 1983, con 25 años, obtuvo la libertad condicional.

Fue entonces, cuando italiano, entre entrevista y entrevista y en su autobiografía comentó veladamente y con sumo cuidado que él no había sido el único responsable de la muerte del intelectual e insinuó que él ni siquiera había participado. El que entrara varias veces posteriormente a prisión por otros delitos, incluso le tocó limpiar el jardín que fue levantado donde el cineasta fue asesinado. "Estar aquí hace que se encoja el estómago", comentó en una declaraciones. Un 21 de julio de 2017, a sus 59 años, falleció en el hospital de Gemelli de Roma, víctima de un cáncer. Con él, se llevó a la tumba el secreto que hasta hoy sigue siendo uno de los mayores misterios.