Con tanta tecnología y trucos de maquillaje, los actores ya no necesitan raparse para aparecer calvos o comer demasiado para engordar. Sin embargo, hay actores que prefieren la naturalidad y llevan su físico a otro plano. Uno de ellos, el más sonado últimamente, ha sido Brendan Fraser en The Whale, pero no ha sido el único sino el último.
Probablemente, sea divertido por unos días no tener limitaciones a la hora de escoger un platillo y poder decir 'sí' a toda la pizza que se nos ofrezca. Pero eso puede traer problemas de salud que está mejor no experimentar. En la vida de un actor hollywoodense entregarse por completo es la única opción. Estos son los actores que engordaron hasta 30 kilos por cuestiones de guion.
El último intérprete en copar titulares por su impactante transformación física ha sido Brendan Fraser, quien diera vida a George de la Jungla. Por exigencias del guion de The Whale, donde se mete en la piel de un hombre de más de 250 kilos, Fraser -que antes pesaba menos de 100 kilos- ha tenido que engordar esa diferencia. En el estreno de No Sudden Move, su nueva película, donde apareció con el nuevo aspecto que dista mucho de la imagen que todos recordaremos cuando, a finales de los 90 y principios de los 2000, era uno de los actores más taquilleros de Hollywood.
Hablando de transformaciones made in Hollywood, Jared Leto es quien nunca puede faltar. El actor es uno de los intérpretes "de método" más radicales, y son conocidísimos sus cambios (también psicológicos) para meterse en la piel del Joker en Escuadrón Suicida, un drogadicto en Requiem por un sueño o un transexual enfermo de VIH en Dallas Buyers Club. Para ese último papel, con el que ganó el Oscar, adelgazó 15 kilos, aunque en otras ocasiones también ha decididó engordar: para Chapter 27, donde daba vida a el asesino de John Lennon, aumentó 28 kilos.
Russel Crowe tuvo que engordar hasta 30 kilos para el rodaje de la película Red de mentiras para interpretar a un empleado de la CIA. Lo consiguió a base de magdalenas y hamburguesas y comiendo entre seis y ocho veces al día. El intérprete nunca llegó a quitarse esos kilitos de más que llegaron para quedarse.
Ryan fue seleccionado para el interpretar al padre de Susie Salmon, la protagonista del film Desde mi cielo. Resulta que cuando lo contrataron Ryan pesaba 68 kg. El actor pensó que la esencia del personaje pasaba por aumentar su peso hasta los 95 kg. Sin consultar con nadie Ryan se dedicó a comer helados, hamburguesas y demás comidas poco sanas para alcanzar su objetivo.
El día de rodaje se presentó con ese aspecto en el set y el director del film, Peter Jackson, no daba crédito a lo que estaba viendo y Gosling fue despedido: "No hablamos mucho durante el proceso de preproducción, lo que fue el problema. Era una película grande y había muchas cosas con las que lidiar y él no podía lidiar con los actores individualmente. Aparecí en el set y lo había entendido mal. Me quedé gordo y sin trabajo".
El varias veces considerado "hombre más sexy del mundo" interpretó a un agente de la CIA en la película de 2005 Syriana. El propio Clooney ha declarado que no le gustó nada tener que engordar de esa forma para el film, pero es un profesional y se debe a la actuación.
Bradley Cooper llegó hasta los 102 kg de peso para interpretar al francotirador Chris Kyle. Sus entrenamientos empezaban a las 5 de la mañana y no terminaban hasta bien entrada la tarde. Su físico debía ser lo más similar posible al de un soldado para retratar perfectamente al personaje.
Es imposible imaginar una lista de cambios físicos de actores sin incluir a Christian Bale. El actor se atiborró de donuts, pizzas y hamburguesas con queso para llegar a los 103 kg de peso que requería el personaje de Irving Rosenfeld. También se afeitó la cabeza y empezó a andar encorvado. El cambio fue tan radical, que su compañero de reparto Robert De Niro, tuvo que preguntar quien de los presentes era Bale al no ser capaz de reconocerlo.
Según Matthew, para subir los 23 kilos requeridos para su personaje en Gold tan solo tuvo que convertir todas las noches en "noches de pizza", desayunar cerveza y hamburguesas y comer todo lo que se le antojase a todas horas. Lo meritorio del asunto es que el actor había perdido recientemente 20 kg para su anterior papel en Dallas Buyers Club.