Que Tarantino es un maldito arrogante lo sabemos todos. Que esa arrogancia está bien justificada, también. De otra manera no se explica su decisión (aparentemente firme) de saldar su carrera con apenas diez películas. "Las últimas cuatro películas de cualquier director suelen ser una mierda" ha dicho en más de una ocasión. Y claro, el no está para ir por ahí rodando mierdas. Por eso tampoco sorprende que el último engranaje de la maquinaria perfecta que es su obra, se centre directamente en la figura de una crítica de cine. La crítica de cine, para ser más precisos, " tan influyente como cualquier director de su época" en palabras de Quentin.
¿Podría decirse que Pauline Kael, crítica estrella del New Yorker, fue la Quentin Tarantino de la crítica de cine? Podría decirse. Iconoclasta, intransigente, salvaje, son algunos de los adjetivos que algunos han para ambos personajes. La crítica, que no dudaba en denostar a Woody Allen o a Clint Eastwood (a quien acusó de difundir "basura fascista" en Harry el sucio), tenía una legión de seguidores que veían en su pluma siempre afilada (y en ocasiones venenosa) un bálsamo para la crítica condescendiente de la época. Su libro 'I lost it at the movies', de 1965, terminó de encumbrarla como una voz sui generis del ensayo sobre cine. Si todo artista trabaja siempre sobre sí mismo, no parece descabellado pensar que la Kael podría otra faceta en la que el director californiano sublima su amor incombustible por el cine.
Si Tarantino se retira del cine después de 'The movie critic' (título tentativo divulgado por The Holliwood Reporter) habrá dejado en efecto un puñado de cintas brillantes en las que probablemente sólo flaquee 'Death proof', su más o menos fallida aventura junto a Robert Rodríguez. Al menos esta es la que el propio director considera como el patito feo de su filmografía. Su favorita, por el contrario, es su cinta más reciente: Érase una vez en Hollywood, que, curiosamente, tendría cierta relación con su último proyecto ya que' The movie critic' también se ambientaría en los años dorados de la Meca del cine (en este caso, en los 70) y tendría que ver con la propia industria.
La pregunta se cae por su propio peso. ¿Y que pensaba la Kael sobre el cine de Tarantino? Si bien es cierto Kael dejó de publicar en el 'New Yorker' en 1991, es decir, un año antes de la aparición de 'Reservoir dogs' (1992) filme con el que debutaría Tarantino, Kael llegó a opinar sobre 'Pulp Fiction' en 1994. Spoiler alert: no fue demasiado entusiasta. Aunque la Kael confesaba que se había partido la caja con la película, también aseguro no haber visto en ella todas las virtudes que celebraban otros críticos. "Tiene talento, pero es muy pronto pronto para saber si hay algo de profundidad en ese talento" dijo con bastante inteligencia.
Pauline Kael murió en 2001. No verá pues la esperada "última película" de Tarantino. Ni podrá decir, con su habitual mordacidad si la película le hace justicia a su propio personaje o si finalmente ese chico prometedor ha aprendido a hacer cine.