¿Te has preguntado alguna vez por qué los super villanos de las películas sueltan largas peroratas explicando su plan diabólico en lugar de cargarse al bueno cuando todavía están a tiempo? Seguramente los guionistas de Hollywood sí, porque está claro que sus héroes de acción son cada vez menos locuaces... y más letales. Tonterías las justas, parecen pensar personajes como el de Keanu Reeves, que según un reportaje de 'The Wall Street Journal' dice apenas 380 palabras en las tres horas que dura John Wick: Capítulo 4. Es más, el sicario 'retirado' más carismático de los últimos tiempos habla más en el trailer que en los primeros 25 minutos de la cinta.
¿Os acordáis de los diálogos de Al Neri, el guardaespaldas de Michael Corleone en las tres películas de El Padrino? ¿No? Eso es porque casi no los tiene. De hecho en la trilogía se le puede ver matando a 13 personas (incluido Fredo), un número mayor que las palabras que pronuncia en toda la saga.
Pero hay más, el Boba Fett de 'Star Wars', dice un total de 29 palabras en la trilogía original y aún lo tenemos por aquí, décadas después y con serie propia. Clint Eastwood, por su parte, basó su carrera temprana en ser el "héroe silencioso" del oeste en las películas de Sergio Leone. La música de Ennio Morricone es más expresiva que Clint, pero da igual. Se le pedía rapidez con el revolver y no con las palabras. El Terminator de Arnold Schwarzenegger dice 'I'll be back'... y poco más en la película original. Y admitámoslo, el incremento de sus diálogos a lo larga de la saga no lo hizo un mejor personaje.
Según el reportaje citado, en la primera entrega de la tetralogía de John Wick, Keanu pronunciaba exactamente 484 palabras. Y la razón por la que el personaje cada vez habla menos no es otra que la voluntad del propia actor que le da vida. Siempre según The Wall Street Journal, habría sido el propio Reeves el que se encargó de cortar casi todos los diálogos del personaje volviéndolo aún más taciturno y efectivo. Si consideramos que un conteo reciente arroja la cifra de 300 muertos en la la franquicia, calculamos que no queda mucho para que el asesino amante de los perros de cuenta de más personas que de palabras.
Todo esto responde a un arquetipo claro del héroe masculino cinematográfico que debe ser eficiente, racional, práctico y sobre todo debe cumplir un objetivo concreto. Proteger, rescatar, encontrar el tesoro, eliminar a los malos. Es decir, basado más en la acción que en el discurso. A ese tipo de personalidad heroica (y silente) es a la que se ha visto expuesta toda una generación de cinéfilos españoles, desde el 'héroe sin nombre' del lejano oeste, hasta el protagonista de 'Nadie' que se carga a seis tíos en un autobús sin pronunciar palabra, aunque se da tiempo de meterle una pajita en el esófago a uno para salvarle la vida, porque asesino, sí, pero humano al fin. Y ante todo héroe. Después de todo ¿quién tiene tiempo de decir nada cuando hay una bomba a punto de estallar?