El problema de las maldiciones vampíricas y las dictaduras es su vocación de eternidad. Quiere el dictador prolongar su estancia en el poder a la manera del monstruo: con toda la muerte por delante. Así, la alargada sombra de generalísimos y caudillos, se extiende pasadas las décadas sobre las sociedades que intentaron construir como sarcófagos a su medida. Y aquí es donde entra Pablo Larraín como Van Helsing.
Dice una máxima del feminismo que el mayor temor de las mujeres es que los hombres las maten y el mayor temor de los hombres es que estas se rían de ellos. Y como no hay nada más machirulo que una dictadura fascista, el humor con que el cineasta chileno revisa la figura de Pinochet en 'El Conde', actúa aquí como una estaca.
También dicen que la comedia es igual a "tragedia más tiempo". Y ya han pasado 50 años desde que el general Augusto Pinochet, bombardeara el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile iniciando así una de las dictaduras más cruentas del continente Americano.Tal vez por eso medio siglo después Pablo Larraín se permite mofarse, en blanco y negro además -coloración funcional a cualquier fábula sobre el bien y el mal- de la figura del dictador convirtiéndolo en un viejo vampiro (en la cinta tiene más de 200 años) que ha fingido su muerte, amargado por el maltrato sufrido a manos del pueblo chileno, que lo considera un asesino y un ladrón.
El Pinochet de Larraín se mofa así del dictador otoñal que aparecía en sus últimos años rodeado de sus hijos y nietos como si de un venerable anciano se tratara. Lo genial es que no solo hace escarnio del propio asesino, sino que convierte a esa misma familia, en una panda de buitres del capitalismo, que buscan desesperadamente la manera de heredar al dictador.
Un tratamiento completo a las instituciones que defienden los sectores ultraconservadores: el poder, la casta, la familia tradicional. Unas dianas que no son ajenas a los dardos del cineasta - autor de la notable 'Spencer', en la que Kristen Stewart daba vida a Lady Di- , que en cintas como 'El club' fustigaba de manera inmisericorde a la Iglesia Católica que durante décadas protegió la pederastia.
La cinta se ha estrenado en Venecia (llega a Netflix a mediados de este mismo mes) en las vísperas de la conmemoración de los 50 años de la muerte del presidente socialista Salvador Allende. Pinochet perpetró su golpe apoyado por el gobierno norteamericano de entonces y permaneció 18 años en el poder. Decenas de miles de chilenos y chilenas perdieron la vida en aras del progreso (ultraliberal) del país.