En los años 80 y 90, era más que común escuchar que alguien dijera 'Saben aquell que diu…', una frase del humorista catalán Eugenio. Con su voz nasal, su atuendo, sus gafas, su cigarro y su vaso de tubo Eugeni Jofra Bafalluy conquistó a los españoles, que pegados a la televisión cada vez que aparecía le dieron la popularidad que se merecía.
A finales del 2023, se estrenaba en los cines de toda España una comedia sobre la vida del artista que tantos corazones conquistó con su peculiar humor. La película 'Saben aquell' está nominada a los Premios Goya en ni más ni menos que once categorías, incluyendo las más importantes: mejor película, dirección, actor y actriz protagonista.
Eugeni, antes de humorista fue joyero, una persona muy familiar que conoció a su primera mujer de casualidad, formó una familia con ella y creó a su personaje con el que tantos escenarios ha conquistado. Pero también ha vivido la tragedia en primera persona. La muerte por cáncer de su alma gemela le marcó para siempre. Eugeni se quedaba viudo a los 37 años, y aunque rehízo su vida, jamás se recompuso de esta pérdida. “Mi padre nunca superó quedarse viudo con 37 años”, asegura el hijo del humorista, Gerard Jofra en una entrevista en El Español.
Antes de ser humorista, Eugeni tenía muy clara su vocación: quería ser joyero, con ese objetivo estudió dibujo en la escuela Massana de Barcelona y terminó trabajando en un taller como joyero. No obstante, su destino le tenía preparada otra cosa, pues en un autobús de línea conoció a la que sería el amor de su vida, Conchita Alcaide. El futuro humorista, dejó a su novia con la que tenía planes de boda y se casó con Conchita, con quien tuvo dos hijos, Gerard e Ivens.
Conchita tenía dotes artísticas, cantar se le daba de maravilla, por eso Eugeni aprendió a tocar la guitarra y juntos formaron el dúo 'Els Dos', con el que actuaron sobre numerosos escenarios e incluso estuvieron a punto de participar en Eurovisión. Como el repertorio de canciones se les quedaba corto, un día a Conchita se le ocurrió que su compañero de dueto contara un chiste. “Cuando mi abuela cayó enferma y mi madre fue a cuidarla durante un par de semanas, Amadeu Molins, dueño del local, le sugirió que contara chistes, uno tras otro”, asegura Gerard.
Conchita supo leer entre líneas que el verdadero artista era Eugeni, entonces le ayudó a crear el personaje y supo mantenerse en un segundo plano. Grabaron una cinta de chistes que fue todo un éxito pero, lamentablemente, tan solo un año después Conchita moría de cáncer de pulmón. “Mi padre se quedó viudo con 37 años y nunca lo superó. Mi hermano Ivens y yo siempre hemos dicho que murió de pena”, asegura el hijo del humorista.
A los 37 años, en pleno apogeo de su carrera como humorista y con dos niños pequeños, Eugeni se quedaba viudo. Años más tarde el humorista conoció a Conchi Ruiz, una madre soltera más joven que él, con quien tuvo hijo a su tercer hijo en 1986, Eugeni. Comenzaba entonces, una etapa llena de éxitos, fiestas y compañías no deseadas.
Gerard Jofra se convirtió en asistente de su padre con solo 14 años y fue muy consciente de que la estabilidad familiar no era compatible con el éxito y cómo lo gestionaba su padre. En 1997 volvió a pasar por el altar con Isabel Soto, una mujer que, según su hijo, le apartó de la familia. Entonces, el humorista se refugió en la pintura. Las continuas deudas del humorista hicieron que se viera obligado a subir de nuevo a los escenarios, pero los excesos le pasaron factura y su corazón no pudo aguantar.
Falleció en 2001 a los 59 años. "Murió de un infarto. Tuvo muy claro cómo y cuándo iba a morir. Por algún motivo, se le había metido en la cabeza cuál tenía que ser el final de su vida. Yo estaba a punto de ser papá primerizo, nació mi hija, se la presenté y falleció de un infarto fulminante en la pista de baile del Oliver y Hardy de Barcelona. Lo tenía todo milimetrado", confiesa Gerard.