Whoopi Goldberg lleva décadas dedicada a la actuación, pero ha sido ahora, a sus 68 años, cuando ha decidido hablar de una de las etapas más oscuras de su vida, la época en la que ella misma se reconoce como adicta a la cocaína. La actriz acaba de sacar ‘Bits and Pieces: My mother, my brother, and me’, sus memorias en las que ahonda en aspectos muy personales de su vida, muchos de ellos hasta ahora desconocidos. En ellas habla sin tapujos sobre los años 80 en Hollywood, donde cada una de las fiestas a las que acudía estaban repletas de drogas de todo tipo y ningún invitado se escandalizaba por ello.
“Me invitaban a fiestas en las que me recibían con un bol lleno de metacualona y podía elegir lo que quisiera. Había hileras de cocaína sobre las mesas y en las encimeras de los baños, a la vista de cualquiera”, cuenta Goldberg sobre aquella época, en la que reconoce que “todo el mundo participaba”.
Ahora la oscarizada actriz por su papel en ‘Ghost’ subraya que entonces pensaba que se podía controlar con la cocaína porque no le “parecía peligrosa”. Aunque es verdad que consiguió ocultar la adicción públicamente, hubo un día que le hizo cambiar porque “la cocaína empezó a ganarme”.
En sus memorias afirma que empezó a tener alucinaciones, incluso que en una ocasión pensó haber visto “una criatura monstruosa acechando bajo mi cama” que si se movía, terminaría atacándola, por eso pasó “24 horas sin moverme de ahí”. Pero no fue hasta más tarde cuando vivió una situación que le hizo saber que tenía que salir de esa situación.
Tal y como relata, todo ocurrió cuando estaba en un hotel de Manhattan en el que se metió en un armario para consumir cocaína. Fue entonces cuando una camarera del hotel la descubrió allí sentaba, haciendo que la actriz saltase viendo el reflejo de su cara manchado de cocaína en un espejo. Una imagen que le aterrorizó y por la que emprendió su camino para abandonar las drogas.
“Supe que para desintoxicarme tendría que cambiar de amigos y rechazar muchas invitaciones. Pero pude hacerlo porque no quería morir”. Aunque no fue un proceso rápido, admite con orgullo que pudo hacerlo de una forma “bastante rápida”. No es la primera vez que expone sus adicciones, pues en 2011 reconoció que también había pasado por una adicción al alcohol, admitiendo que llegó a “trabajar solo para poder pagarme la bebida”.