La década de los 80 siguen siendo el santo grial de la cultura popular de muchos uppers que vivieron su infancia o adolescencia durante aquellos años. Una verdadera edad de oro para la industria audiovisual que destacó sobre todo por ser la época de esplendor del cine de acción y de aventuras. Y algunos de los productos más populares de entonces contaron con coches icónicos que se convirtieron en las verdaderas estrellas de la función.
El automóvil estuvo muy relacionado con la cultura de masas de los 80, protagonizando películas, series de televisión e incluso videojuegos. Algunos de esos vehículos se quedaron grabados en la memoria de los espectadores y que se convirtieron en verdaderos objetos de culto que perduran en el tiempo y cuyo recuerdo se transmite de generación en generación. Repasemos los cinco más característicos:
El que probablemente sea el coche más emblemático de la historia del cine no era realmente un coche, sino una máquina del tiempo obra del científico loco Doc que permitía viajar al pasado a Marty McFly. Lo curioso es que el DeLorean DMC-12 diseñado por el legendario Giorgetto Giugiaro no tuvo mucho éxito comercial cuando apareció a principios de los 80, pero su presencia en 'Regreso al futuro' lo convirtió en un modelo inmensamente popular. Hoy en día, está considerado un coche de culto, muy valorado por los coleccionistas, y su diseño retrofuturista sigue causando expectación en exposiciones de automoción.
El inolvidable KITT (Knight Industries Two Thousand) que protagonizaba la mítica serie de televisión de David Hasselhoff hizo las delicias de todos los que éramos niños a mediados de los 80. En la serie, el auto era tan importante como su protagonista humano, Michael Knight, un agente secreto que se dedicaba a desfacer entuertos a lo largo y ancho de EEUU. Se trataba de un Pontiac Firebird Trans Am en color negro equipado con la última tecnología, incluyendo una inteligencia artificial capaz de hablar y razonar con su conductor. Lo curioso es que el Trans Am ya había sido una estrella en los años 70, cuando lo conducía Burt Reynolds en 'Los caraduras'.
El ectomóvil era en realidad el quinto miembro de los cazafantasmas, completamente equipado con todo lo necesario para capturar espectros y contenerlos. Su combinación de colores en blanco y y rojo, junto el logotipo de la franquicia grabado en un lateral, lo convertían en un vehículo fácilmente distinguible. En realidad se trataba de un coche ambulancia Cadillac Miller-Meteor de 1959, que la pandilla de Bill Murray modificó para convertirlo en una herramienta clave en su misión. La idea original era más siniestra, pintada de negro con luces estroboscópicas moradas y blancas para darle brillo.
Cuando Tim Burton acometió la primera adaptación del murciélago a la pantalla grande uno de los elementos en los que puso más mimo fue el Batmóvil, uno de los gagdets más característicos de la entrañable versión del Batman televisivo de los 60. El revolucionario diseño de Anton Furst, con sus líneas elegantes y su estilizada carrocería negra que lo hacían parecer más un cohete que un coche, se convirtió en todo un icono del cine de superhéroes. El diseñador se inspiró en jet de los aviones y otras máquinas de guerra y utilizó un chasis Chevrolet Impala para construir su explosivo artefacto.
Una serie en la que la gente vestía con chaquetas de sport italianas, mocasines y gafas Ray Ban necesitaba un vehículo a la altura. Y es obvio que el Ferrari Testarossa blanco que exhibía el chulazo de Sonny Crockett encajaba como un guante en esa Miami de luces de neón y tonos pastel. Sin embargo, en las primeras temporadas lo que aparecían era un falso Ferrari Daytona. En realidad, era un Chevrolet Corvette C3 porque el estudio no podía permitirse el auténtico. El propio Enzo Ferrari, viendo el éxito de la serie, llegó a un acuerdo con sus productores y les envió dos unidades del Testarossa en color negro que posteriormente pintarían de blanco para que encajara mejor con la paleta de colores. Las ventas del modelo se dispararon desde aquel momento.