¿Recuerdan el diálogo final de 'Eyes wide shut' (Kubrick, 1999) entre el personaje de Nicole Kidman y el de Tom Cruise? "Hay una cosa urgente que tenemos que hacer ahora mismo". "¿Qué?". "Follar". Bueno, de momento no va más. Pero no por ninguna opción personal que tenga que ver con la frase viralizada de 'no quiero más orgasmos'.
La cosa es así: según The Sun, polémico tabloide inglés, la oscarizada actriz habría declarado esta misma semana que llegó a estar tan harta de actuar orgasmos en su nueva película 'Babygirl' (Halina Rijn), que en un momento simplemente pensó detener el rodaje. "Hubo momentos en los que estábamos filmando en los que pensé: 'Ya no quiero hacer más esto'" ha asegurado Kidman, según consigna el medio británico.
La actriz de 57 años nunca ha tenido, sin embargo, ningún reparo en interpretar papeles de alto contenido erótico, como el de Alice, en la mencionada 'Eyes wide shut', o incluso el de Celeste en la serie 'Big little lies' algunas de cuyas escenas de abuso sexual la hicieron sentir también 'humillada y devastada'. Es sin duda parte del trabajo de una actriz establecer (y expandir) sus propios límites. Y es el trabajo del equipo que la rodea el hacerla sentir segura.
En el caso de 'Babygirl' a pesar de lo incómodo o agotador que haya podido ser para Kidman, esta también habría admite que siempre se sintió segura al lado de sus coprotagonistas Antonio Banderas y Harris Dickinson, con quien comparte la aventura de dominación sexual que es el tema de la película. Tuvieron en todo momento un coordinador de intimidad y fueron siempre respetuosos y colaboradores entre ellos. Pero sobre todo, Kidman sostiene que pudo hacer este trabajo gracias a que dirigida por una mujer, la directora neerlandesa Halina Reijn.
“No creo que hubiera podido hacerlo trabajando con un hombre - ha dicho Kidman- De hecho, creo que la única manera de hacer esto era con ella porque las dos nos sentábamos y hablábamos. Hablamos de tantas cosas y todavía lo hacemos, es un espacio muy privado y vulnerable, pero también seguro. Así que al estar en sus manos, sabía que ella no me iba a explotar. … Me sentí muy parte de todo el proceso. Es una historia de la que quería ser parte, la que quería contar, y cada parte de mí estaba comprometida con eso”.
En la cinta, Kidman interpreta a una alta ejecutiva acostumbrada a ejercer el poder que se ve envuelta en un romance con un becario (Dickinson) que establece con ella un juego de dominación (en gran parte sexual), que traerá complicaciones de todo tipo. Es durante los intensos rodajes de intimidad, que sueles durar muchas horas, e incluso días, que Kidman llegó a quedar tan exhausta que, según The Sun, llego a sentir hasta un cierto 'rechazo' por sus compañeros de reparto. “Ni se me acerquen. Odio esto. ¡No me importa si no me vuelve a tocar nadie en mi vida!”, habría dicho la actriz, según The Sun.