Sharon Stone ha ido y venido del infierno en varias ocasiones. Lo esperable de una actriz de talento que desde comienzos de su carrera fue rápidamente sexualizada. Su papel como la escritora (y psicópata asesina) Catherine Tramell en 'Instinto básico' no hizo más que determinar los papeles que le ofrecerían en su carrera los siguientes diez años. Stone ha luchado desde entonces contra el sexismo y la misoginia imperante y en el camino se ha dejado en ocasiones la salud mental. En 2001 además, sufrió un derrame cerebral que aunque no dejó secuelas graves permanentes -tuvo que volver a aprender a hablar y caminar- ha condicionado su trabajo convirtiéndola, en sus propias palabras, en una persona "discapacitada".
Nada de esto ha podido sin embargo con ella, y se ha mantenido relativamente activa en las pantallas -aunque ya en un segundo plano- con películas cada dos años y apariciones especiales en series de televisión. Más importante aún, Stone ha recorrido en estas dos décadas un largo camino hacia el autoconocimiento que la ha llevado a pronunciarse de manera cada vez más contundente sobre los duros momentos que tuvo que pasar a lo largo de su carrera.
En una reciente entrevista concedida a la BBC en Italia, Stone de hecho, habló sobre sus comienzos y las dificultades por las que atravesó. Preguntada por qué le diría a su yo más joven, la actriz no pudo contener el llanto: "Le diría: lo vas a lograr. No lo sabes, pero lo vas a lograr. Me lo tatuaría en el interior de los párpados".
"Me hubiera gustado saberlo tantas veces" continuaba la actriz visiblemente emocionada y aseguraba que pocas veces se había puesto a pensar en el conjunto de los desafíos que había tenido que superar. Como su infarto cerebral de 2001. "Cuando estaba en el suelo y no podía conseguir una ambulancia...Cuando volví a casa y leí en la revista People que tendríamos que esperar hasta 30 días para saber si iba a vivir o morir...". Stone asegura que le dieron un 1% de posibilidades de sobrevivir. Pese a ello, luchó por recuperar su vida, su carrera y un lugar en el mundo distinto al que la industria había programado para ella.
“Podemos elegir quejarnos y gemir o podemos elegir la alegría; creo que hay que seguir eligiendo la alegría- sostiene en la entrevista-. Permanecer presentes. Te caíste. Levántate. Alguien te empujó al suelo. Ahora quieren ayudarte a levantarte. Déjalos”.
La actriz dedica hoy gran parte de su tiempo a la pintura. Solo hace cuadros de gran formato.