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Cómo Carl Jung salvó la vida de Pamela Anderson: "Me ayudó a entender mi propia mente"

Sol, playa, un bañador rojo y la 'Sincronicidad como principio de conexiones acausales' de Carl Jung. Lo que veíamos en 'Los vigilantes de la playa' no siempre era lo que parecía. Pero mientras las sombras merodeaban las arenas de Santa Mónica -Jeremy Jackson, el adolescente de la serie vivía colgado de las anfetaminas, olisqueando a hurtadillas los bañadores de sus compañeras de reparto y una vez terminada la serie fue encarcelando por apuñalamiento- el rayo de sol del conocimiento alumbraba la mente y el corazón de una necesitada Pamela Anderson.

Lo ha dicho ella misma recientemente en el New Yorker. "Siempre me ha fascinado la psicología, pero también la mitología y los cuentos de hadas". No sorprende entonces su fascinación por Jung, creador de algunas de las más notables descripciones de los arquetipos y los mitos. Anderson, según propia confesión, descubrió al psicoanalista, psiquiatra y ensayista suizo a través de 'Recuerdos, sueños y pensamientos', la autobiografía que el sabio escribiera ya octogenario.

"Empecé de adolescente, leí muchos libros de Carl Jung, todos sus libros en realidad, desde libros como 'Alquimia' a todo su trabajo sobre las sombras". Así, mientras por una parte se volvía ella misma carne de una sexualización hortera en las pantallas de diario, por otra parte se entrenaba en los principios de la psicología analítica. "Realmente me ayudó a entender el arte, pero también mi propia mente y mi imaginación, mis propios sueños y subconsciente".

Renacida 

Uno de los muchos conceptos 'jungianos' que se estudian hasta la actualidad es el de 'individuación' que para el autor era "un proceso de diferenciación, constitución y particularización de la propia esencia, de tal manera que el sujeto pueda descubrir quién es y permite desarrollar la personalidad" una idea que se a ha catalogado también como una de las formas del 'renacimiento psicológico' según las teorías del autor.

Para Anderson, el 'renacimiento' ha pasado por décadas de ensayo y error, chabacanería a espuertas y la filtración de unos cuantos videos sexuales. Hoy, embarcada en una deriva 'más seria' de su carrera, no solo parece haber renunciado a la artificialidad de los implantes y el maquillaje -es una de las más activas defensoras de la 'cara lavada'- sino que ha salido a relucir su auténtico talento como actriz. "Su rango puede ser limitado, pero su capacidad para ser completamente vulnerable en la pantalla es rara y maravillosa", decía la crítica de The New York Times sobre su papel en 'The last showgirl', por el que fue nominada a los Globo de Oro pro primera vez en su carrera.

La fascinación de Anderson por el autor de 'La dinámica de lo inconsciente' la ha llevado en tiempos más recientes a visitar la casa de Jung en Zúrich. "Fui a su casa y pude conocer a su nieto, quien me hizo un tour por la casa: su biblioteca aún huele a tabaco para pipa. Yo siempre he sentido que de alguna manera mi jardín me salvó [“cuando comencé a construir mi jardín, fue realmente como una metáfora de recomponer mi vida, empecé a plantar semillas y las cosas más pequeñas se volvieron realmente profundas", le dijo a US Magazine] así que fue muy interesante descubrir que Jung llevaba a sus pacientes a su propio jardín. Perdí a mi abuelo cuando tenía 11 años, el era un poeta con el que hablaba mucho de mitología y estábamos muy unidos. Creo que de alguna manera Jung me recuerda a mi abuelo" asegura. Qué diría Freud.

'The last show girl', de Gia Coppola, protagonizada por Pamela Anderson, se estrena en España el 14 de marzo.