Ángela Molina (65) acaba de ser galardonada con el Goya de Honor "por su trayectoria excepcional, su autenticidad, su talento indiscutible y su especial sensibilidad". En la entrega de premios, que se producirá en marzo en Málaga, no esperemos verla con su larga melena tintada para ocultar las canas, sino todo lo contrario: volverá a lucirlas, una vez más, con todo su orgullo y esplendor. Este es un pequeño repaso sobre su evolución como actriz empoderando el gris como símbolo de normalidad y belleza.
La magnífica actriz, chica Almodóvar y galardonada en diversos países, tendrá también entre sus vitrinas el Goya de Honor. "Estoy muy, muy feliz. Ha sido una alegría inmensa, me ha llenado el corazón. Hace unos días estuve en la Academia, y cuando vi el busto gigante del maestro Goya le miré y sentí algo como muy familiar, y resulta que me lo voy a encontrar en mi casa dentro de poco", ha dicho. Algunas amigas, como Bibiana Fernández, le han felicitado con una foto que retrata a la perfección el espíritu y el estilo actual de Molina.
"Los premios te vienen en momentos determinados. Cuando estuve nominada por primera vez al Goya por 'La mitad del cielo' –también optó al galardón por 'Luces y sombras', 'Las cosas del querer', 'Carne trémula' y 'Blancanieves'–, pensé que me lo iban a dar. Fue para Amparo Rivelles, por 'Hay que deshacer la casa', y pensé: Amparo es mayor, yo tengo tiempo. Y ahora me toca a mí, que soy mayor –tiene 65 años–. Todo es muy hermoso, todo está en su lugar, viene cuando tiene que ser, si es que tiene que ser", ha dicho en la web de los Premios Goya.
Entre su palmarés destacan el Premio Nacional de Cine, la Medalla de Oro de la Academia, la Concha de Plata, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, el Gran Premio de la Crítica de Nueva York, varios Fotogramas de Plata y la Espiga de Plata de la Seminci.
Sobre sus canas, Molina siempre ha estado orgullosa de portarlas. Ya en 2015, en una entrevista realizada por El Economista, la actriz dejaba clara su postura cuando le preguntaban si se pensaba teñir las canas. "Es que no lo voy a hacer. Cada vez que me las he teñido, no me ha gustado cómo me quedaba. Es que me gusta el pelo blanco, me gusta la vida como es (risas). Me encantan las canas. Me parece la cosa más dulce del mundo", decía.
Más adelante, en un evento de una marca de champú, la prolífica actriz se volvería a referir a sus canas con orgullo. "No es que yo esté esclava de mis canas, tengo mis canas porque me gustan. Me recuerdan lo mayor que soy y no me gusta olvidarlo", dijo en aquel momento.