Terminado el estado de alarma, lo que en pleno confinamiento nos parecía una anécdota, merece una revisión. La avalancha en los supermercados ávidos de alcohol habla más de un estado anímico generalizado que del gusto por determinados productos. En España pasamos de la obsesión por el papel higiénico a la del alcohol: cuando apenas llevábamos tres semanas confinados, la venta de destilados aumentó un 20%.
Pero el fenómeno fue universal. La última demostración la ha dejado la actriz y empresaria Gwyneth Paltrow, que ha levantado un imperio de 225 millones de dólares (Goop) basado en el bienestar. La intérprete de 48 años ha contado en una entrevista con The Mirror que durante los días de confinamiento en Estados Unidos se entregó al consumo desenfrenado de alcohol y de productos que, como abanderada del wellness, suele evitar: pasta y pan.
"Bebí alcohol durante la cuarentena. Bebía siete noches a la semana, hacía pasta y comía pan. Perdí el control por completo. Quiero decir, ¿quién bebe varios tragos siete noches a la semana? Como si eso fuera saludable. Me encanta el whisky y preparo esta fantástica bebida llamada Buster Paltrow, a la que le puse el nombre de mi abuelo, que amaba el whisky sour", contaba.
La receta del Buster Paltrow, según ha contado, no lleva un whisky cualquiera, sino uno de quinoa. "Un whisky genial de quinoa de una destilería de Tennessee con jarabe de arce y zumo de limón. Es simplemente el cielo. Me pude tomar dos de esos cada noche de cuarentena", confiesa. Pero sin acabar demasiado perjudicada: "no como para desmayarme", asegura. Aunque sí para despertar la tentación de fumarse un cigarrillo.
Sus declaraciones han suscitado la burla en redes, porque hay quien opina que lo que la misma actriz que recomendara los peligrosísimos edemas de café o introducir huevos de jade en la vagina -que pueden provocar una severa infección- ha hecho, es en realidad algo de lo más normal. "Gwyneth Paltrow completamente loca soy yo un día normal", bromean algunos usuarios.