En 1993 la industria de Hollywood se escandalizó cuando Kurt Russell cobró seis millones de euros por la epopeya de ciencia-ficción 'Stargate'. La prensa lo utilizó como ejemplo de que la burbuja de los sueldos en Hollywood estaba fuera de control. Si sus últimas películas ('Falsa seducción', 'Capitán Tom', 'Tombstone') no habían funcionado en taquilla y sus fama como casi-estrella de cine de acción se había quedado en los 80, ¿por qué un estudio estaba dispuesto a darle uno de los cheques más altos de la historia de Hollywood?
Él mismo lo explica. "Los productores llevaron a cabo una encuesta alrededor de todo el mundo. Necesitaban encontrar a un actor que cayese bien entre el público porque el personaje, tal y como estaba escrito en el guion, resultaba antipático. ¿Y sabéis cuál era el único que le caía bien al 100% de los encuestados? Kurt Russell", recuerda.
Russell nunca ha tenido reparos en arriesgarse a resultar antipático, ni en la pantalla ni fuera de ella. Y eso, precisamente, hace que le caiga bien a todo el mundo. Recién cumplidos los 70 años, el tiempo le ha convertido en una rareza de Hollywood a varios niveles: es un niño prodigio que logró salir adelante como adulto (empezó a trabajar a los nueve años: debutó en el cine dándole una patada en la espinilla a Elvis Presley en 'Puños y lágrimas'), es una estrella que nunca ha jugado al juego de Hollywood y es un hombre que lleva 38 años con la misma mujer, Goldie Hawn. No se han casado pero, a tenor de las fotos y vídeos que comparten en Instagram bailando o cocinando, siguen pasándoselo bomba. Y por lo que cuenta él, no ha hecho otra cosa en su vida que divertirse.
Una de las anécdotas más emblemáticas de la vida de Russell, por absurda y simbólica, es la de que las últimas palabras que escribió Walt Disney antes de morir fueron "Kurt Russell". Era 1966, el actor tenía 14 años y acababa de firmar un contrato de una década con la compañía. Su fundador confiaba tanto en él que le consultaba decisiones creativas: cuando le mostró un primer montaje de 'Mary Poppins' y Kurt le dijo que faltaban personajes de animación, Walt encargó que insertasen más escenas con pingüinos. Russell llegó a ser la estrella más taquillera de Disney durante los 70. Pero a él le daba igual. La interpretación era una forma de ganar dinero fácil ("unas cantidades increíbles de dinero", matiza) mientras se preparaba para su verdadera ambición: jugar en la liga profesional de béisbol.
Cuando cancelaron su primera serie, 'Los viajes de Jaime McPheeters', un Kurt Russell de 13 años declaró a la prensa que se alegraba de poder cortarse el pelo por fin. "El flequillo me molestaba para batear. Alguien me dijo que me pusiese una cinta en el pelo, pero antes dejaría el cine que ponerme una cinta", dijo. Kurt llegó a jugar en la liga profesional, pero una lesión a los 25 años lo retiró del deporte para siempre. Un médico entró en la sala donde estaba convaleciente y le dijo “pongámoslo así: a partir de ahora eres actor a tiempo completo”. Lloró durante tres días. Tendría que dedicar toda su vida a su plan B.
A pesar de que su carrera como actor estaba estancada, incluso su agente le aconsejó que rechazase el papel de Elvis Presley en un telefilm de la ABC. El único motivo por el se lo habían ofrecido era porque ningún actor de primera categoría quería interpretar a Elvis tan solo dos años después de su muerte. A él le parecía cosa del destino. 'Elvis' resultó tal éxito de crítica y de audiencia que impulsó el inicio de su carrera adulta. Russell además sacó de aquel telefilm un matrimonio con la actriz que interpretaba a Priscilla, Season Hubley (con quien tuvo un hijo al que llamaron Boston porque Kurt lo vio escrito en la caseta de un perro y le gustó), y una colaboración con el director más importante de su carrera: John Carpenter.
Juntos consiguieron algún éxito ('1997: Rescate en Nueva York') y varios fracasos ('La cosa', 'Golpe en la pequeña China') que hoy sobreviven como clásicos de culto imprescindibles para comprender el cine de los 80: son la alternativa underground a las machadas testosterónicas de Stallone y Schwarzenegger. Pero a diferencia de ellos, la clave de Russell para ser una estrella es que nunca pareció querer serlo. En 1975 hizo un casting para 'La guerra de las galaxias', pero se cansó de esperar a que George Lucas se decidiera y firmó un contrato con la serie de televisión 'La búsqueda'.
El hoy icónico Snake Plissken de '1997: Rescate en Nueva York' llegó a Russell, de nuevo, porque ninguna estrella quería interpretarlo. "El personaje no tenía ninguna redención", señala Russell, "las estrellas de la época querían darle un motivo para su violencia, una esposa o unos hijos asesinados por la mafia. Los ejecutivos del estudio no dejaban de preguntarnos '¿Pero por qué vamos a ponernos de su parte entonces? ¿Por qué nos caerá bien?' y yo respondía '¡Porque lo interpreto yo!'".
Goldie y Kurt se conocieron rodando el debut de ella en el cine, 'Una banda loca, loca', en 1967. Él tenía 15 años, ella 20 y estaba a punto de casarse con su primer marido. "Me pareció adorable" recordaría la actriz, "pero demasiado joven para mí". "Recuerdo que pensé que tenía buena figura, pero yo ni siquiera tenía coche. Goldie estaba por encima de mis posibilidades", contó él. Para cuando se reencontraron en 1983 en el rodaje de 'Chicas en pie de guerra', Russell estaba en la cima de su carrera (consiguió una nominación al Globo de Oro por 'Silkwood') y la diferencia de edad ya no era un problema: él tenía 32 y ella 37.
"Yo tenía una resaca tremenda y no había vuelto a ver a Goldie desde aquella primera película, así que lo primero que se me escapó fue 'tía, vaya cuerpazo tienes'. Ella respondió 'vaya, gracias'" cuenta el actor. Hawn le propuso salir a bailar swing, porque en la película él interpretaba a un músico de la Segunda Guerra Mundial, así que Russell la llevó al Playboy Club. Terminaron la noche en el apartamento de soltera de ella, recién divorciada de su segundo marido Bill Hudson, pero como aún no tenía la llave tuvieron que colarse. Un vecino alertó a la policía y los agentes los pillaron en pleno revolcón. Aquella misma noche Russell conoció a los hijos de Hawn.
Ha ejercido como padre de Oliver y Kate, los hijos que Hawn tuvo con Bill Hudson, y Goldie considera a Boston como parte de su familia. Juntos, la pareja tuvo a Wyatt (actual Capitán América en la serie de Disney+ 'Falcon y el Soldado de invierno') y llevan casi cuatro décadas compartiendo su felicidad con cualquiera que les pregunte. "Creo que las mujeres quieren que los hombres sean dominantes en el sexo. Así me gusta el sexo a mí: compartirlo hasta que al final el hombre se vuelve poderoso. Cuando llego a ese punto con Goldie, ella hace que yo sienta mi poder", ha explicado.
A pesar de que se declara a sí mismo "libertario", tras el rodaje de 'Silkwood' Meryl Streep explicó que en el espectro político Kurt Russell está "en algún lugar a la derecha de Gengis Kan". "Nunca he descifrado esa relación", confesó Anthea Sylbert, amiga de la pareja y activista feminista demócrata, "Goldie y mi marido han llegado a irse de restaurantes porque Kurt y yo nos estábamos gritando. Él cree que no debería existir el departamento de bomberos, así de libertario es. Ni siquiera cree que deberíamos pagar impuestos".
Creció durante la contracultura de los 60 y lleva maldiciendo a los hippies desde entonces. "Eran unos ignorantes. No tenían ninguna educación. Solo hablaban sobre cosas que habían escuchado por ahí y les parecían guays. Solo decían chorradas. Las finanzas no formaban parte de su conversación. Se creían que el dinero nacía de los árboles. Odio mi generación. Nunca me he llevado bien con ella. Ya en el instituto yo estaba a la derecha de la rectitud: creía en la ética profesional y en ganar dinero, mientras que ellos se peleaban contra la nación. ¿Que si Vietnam me decepcionó? Sí, porque no ganamos".
El actor es tan liberal en lo económico que ha abordado asuntos de la disparidad de sueldos con un pragmatismo sorprendente: "La sociedad valora la sabiduría en los hombres y la juventud y la belleza en las mujeres. Es la naturaleza humana. Es como tiene que ser. Y si no te gusta que los hombres ganen más que las mujeres este no es el negocio para ti". También ha recurrido a la naturaleza para justificar la promiscuidad. "Los hombres no están aquí para ver a una mujer y desear a una sola mujer. Es la ciencia: si la especie no muta morirá. Las mujeres tienen que entender esto. Las cosas por su nombre. Un hombre es lo que es. Para eso está en la Tierra", aseguraba en 1997.
Aunque él no lo verbalice, la carrera de Russell está marcada por cierta vergüenza ante la idea de ser actor. Al fin y al cabo, siempre fue un trabajo temporal que lleva seis décadas alargándose. Hasta los 40 años (en 1991, cuando rodó 'Llamaradas') no puso "actor" en el recuadro de su profesión del pasaporte: prefería poner cosas como "escritor" o "jugador de béisbol". "Siempre he admirado a los vendedores de seguros, a los porteros, a los taxistas... profesiones donde hay que trabajar de verdad. Yo no he trabajado nunca. Me siento orgulloso de haber jugado al béisbol, de haber participado en carreras de coches y de lanchas motoras [afición que compartía con Don Johnson, hasta que Goldie le convenció de dejarlo]. Una vez escuché a alguien decir que cada actriz es más que una mujer y cada actor es menos que un hombre. Y no puedo negarlo".
Y este complejo nos lleva a la verdadera pasión de Kurt Russell: la caza.
Heredó la afición de su padre, Bing Russell, que en los años 40 se mudó a California para jugar al béisbol y acabó trabajando como actor ("fontanero de la interpretación", matiza Kurt) en docenas de series de televisión. Su papel más importante fue el del sheriff de 'Bonanza'. Los Russell pasaban las vacaciones en el rancho de caza del padre de Bing, quien fue enseñando a sus hijos a cazar perdices primero y ciervos después.
En 1986, mientras rodaba 'Un mar de líos' con Goldie Hawn, Kurt vio un jabalí, cogió un cuchillo de diez centímetros y se abalanzó sobre él. Lo mató rajándole la aorta. Su afición por la caza es tan emblemática que llegó a organizar cacerías de famosos (Johnny Cash, Walter Payton, Robert Conrad) cuyos beneficios económicos y animales cazados eran destinados a los más necesitados. Cuando las asociaciones ecologistas (o, como Russell seguramente las llame, "los hippies") protestaron contra el evento, el actor lo movió a Hawai pero eso dio peor imagen: tenían que fletar hasta la isla los animales que iban a matar.
En 1988 uno de sus mejores amigos, Ron Shelton, le enseñó un guión que había escrito inspirado en su amistad mientras jugaban en las ligas semiprofesionales de béisbol. Russell dijo que le encantaba, se fue de vacaciones a Europa con su familia y al regresar se enteró de que le habían dado el papel a Kevin Costner. Hoy Russell cita 'Los búfalos de Durham' como el momento más doloroso de su carrera.
Cinco años después, mientras se hacía cargo de la dirección de 'Tombstone, la leyenda de Wyatt Earp' ante "la ineptitud del director" que le había recomendado Stallone, Costner puso en marcha su propia versión del mito, 'Wyatt Earp'. Jim Jacks, el productor de 'Tombstone', admitió en el New York Times que estaba preocupado porque "Costner es una estrella mucho más grande que Russell". Una humillación pública que le recordó (a él y a toda la industria) que hiciese lo que hiciese siempre sería una estrella de segunda. Y entonces llegó 'Stargate'.
Después de pagarle aquel sueldo desorbitado, Metro-Goldwyn-Meyer celebró el taquillazo de filtrando a la prensa un estudio que mostraba que el 66% de los espectadores de la película habían ido a verla solo porque salía Kurt Russell. "Aquello cambió mi posición en el negocio. Me habían pagado mucho por aquella película y ahora me iban a pagar aún más por las siguientes. Fue la primera vez que sentía que tenía futuro, no solo en el cine sino en cuestiones de dinero", explicó el actor.
Pero conforme el tamaño de los cheques crecía los fracasos cada vez hacían más ruido. 'Decisión crítica' (6.5, medio millón más que Stargate), 'Escape de Los Ángeles' (la secuela que lo reunió con Carpenter, por 8.3 millones), 'Breakdown' y sobre todo 'Soldier' convencieron a Hollywood que Kurt Russell no era una inversión rentable. En concreto 'Soldier', una superproducción de ciencia-ficción por la que Russell cobró 12.5 millones, ni siquiera recaudó el sueldo del actor. Hoy presume de ostentar el récord del ratio sueldo-diálogos (su personaje tenía 69 palabras, así que salió a 180000 euros por palabra) y confiesa que la rodó con el tobillo roto pero que "no iba a renunciar a ese cheque por nada del mundo". Convertido en una vieja gloria, se retiró del cine durante tres años.
Cuando regresó, ya con 50 años, fue para protagonizar 'Los reyes del crimen'. Interpretaba a un imitador de Elvis Presley junto a otro recién expatriado de Hollywood, Kevin Costner: aquella comedia negra era una sátira sobre la crisis de la mediana edad, pero también funcionaba como comentario jocoso a costa de la carrera de Kurt Russell.
Dos años después, la familia se mudó a Canadá para que Wyatt jugase al hockey sobre hielo mientras Kate se quedaba en Los Ángeles triunfando como actriz ('Casi famosos', 'Cómo perder a un chico en 10 días'). En 2007 Quentin Tarantino lo rescató del ostracismo con 'Death Proof'. Pero en vez de aprovechar ese regreso a las grandes ligas, Kurt se pasó cuatro años sin rodar una sola película. Prefería dedicarse a sus viñedos.
Desde entonces Kurt Russell se ha especializado en secundarios que aportan carisma, presencia y conexión con el público a personajes que no siempre tienen todo eso en el guion. Ha participado en las sagas 'Fast & Furious', 'Guardianes de la galaxia' y 'Las crónicas de Navidad', una comedia familiar de Netflix en la que interpreta a Papá Noel. En la secuela, Goldie Hawn hizo de Mamá Noel. Él mismo reconoce que, tal y como le dijo alguien una vez, su carrera "parece conducida por un camionero borracho". Pero presume de que es solo suya, de que ha ganado mucho dinero con ella y de que, sencillamente, se levanta cada día muy feliz.