Ceremonia escueta, reducida, entre mascarillas y distancia. En medio del aplauso general, su mano izquierda dice basta. Basta de adulación innecesaria, en un gesto que muestra la sobriedad que le caracteriza. Llega incluso a expresarlo con palabras: "ya". Con su característica voz ronca, el aplomo que otorga la experiencia y las canas bien visibles, el actor José Sacristán (83 años) ha recibido esta misma mañana el Premio Nacional de Cinematografía 2021. Así ha sido la recogida del premio y el discurso de una de las personalidades más influyentes del cine español, que ha recordado una postal familiar con su abuela par usarla como metáfora de su carrera artística.
"No hay mayor seriedad que la del niño cuando juega", ha comenzado el intérprete madrileño, aludiendo a una frase del filósofo Friedrich Nietzsche citada por su "admirado" Luis Landero. Su abuela ha sido el eje capital del sentimiento que le ha producido recibir el premio. "Cuando era niño, yo me ataba unas cuantas plumas de gallina en la cabeza y me plantaba desafiante delante de mi abuela. 'Virgen santa, un indio', gritaba mi abuela. 'Se lo ha creído, decía yo'. Cuando tuve noticia de la concesión de este premio volvía a oír el grito de mi abuela: 'Se lo han creído'". Han sido, en sus propias palabras, "más de 60 años sin dejar de jugar", disfrutando, observando y aprendiendo continuamente.
Sin intención alguna de romantizar su profesión, Sacristán ha reconocido que durante gran parte de su carrera se ha dedicado "no a intentar desentrañar la complejidad de los personajes sino a ver cómo puñetas llegabas a fin de mes y podías pagar el alquiler". Sin embargo, sí ha declarado que aquel niño que se ataba las plumas de gallina a la cabeza ha estado presente cada vez que se ponía delante de una cámara o se subía a un escenario.
En un ejercicio de autocrítica, el actor madrileño ha pedido perdón a sus hijos por el tiempo que el "peliculero" le ha robado al padre a lo largo de toda su carrera y ha lanzado un emotivo mensaje dirigido a Amparo Pascual, su pareja, a quien le ha agradecido el cariño y el amor que le ha dado a lo largo de todo el tiempo que han permanecido juntos.
Impertérrito ante el bullicioso aplauso de despedida, Sacristán se ha marchado no sin antes realizar un aspaviento de disconformidad ante el reconocimiento del público público, instando incluso al ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, a que cesara también en su homenaje sonoro.