Jessica Lange es una de las actrices más destacadas de la gran y pequeña pantalla. La actriz, que hizo su debut profesional haciendo de novia de King Kong en la película de Dino De Laurentiis y que estuvo a punto de dejar la interpretación tras las pésimas críticas que recibió el largometraje, cuenta con un impresionante palmarés que incluye dos premios Óscar a mejor actriz (uno a actriz principal por su papel en Frances, y otro a actriz de reparto por su interpretación en Tootsie), cinco Globos de Oro, tres Emmy, un Premio del Sindicato de Actores e incluso un Tony, uno de los grandes galardones del mundo del teatro. Casi nada.
Convertida en una de las grandes estrellas del cine de los 80 y 90 tras su aparición en El cartero siempre llama dos veces, la película de Bob Rafelson en la que protagonizó una tórrida escena de sexo con Jack Nicholson y que la alzó como uno de los sex symbols de la época, en los últimos años Lange ha ido dejando un poco apartada su faceta cinematográfica para centrarse más en su familia y en el mundo de la televisión, donde se la ha podido ver en series como Feud, American Horror Story o The Politician, de Ryan Murphy.
Sus apariciones en estas series la han acercado al público más joven y han puesto de manifiesto su inconmensurable talento. Salvo algún que otro despistado, cualquiera puede recordar algún papel de la actriz, ya sea en televisión o en la gran pantalla. Pero su vida personal es otra cosa.
A pesar de su fama, la actriz ha podido llevar su vida privada con toda la discreción que una intérprete de su fama y calibre puede tener en el ecosistema Hollywoodiense. Madre de tres hijos, en su lista de amores encontramos a hombres de distinta fama. Se sabe, por ejemplo, que tuvo su primera hija con el bailarín ruso Mijaíl Barýshnikov, con el que mantuvo una relación entre 1976 y 1982, y que mantuvo un romance con Bob Fosse, el director de Cabaret y All That Jazz.
Tras esta relación, la actriz conoció a Sam Shepard, el director de Magnolias de Acero, El Informe Pelícano o París, Texas, con quien tuvo dos hijos. La relación, pese a ser mucho más larga que las anteriores, acabó en 2009, y ocho años después Shepard falleció a causa de una esclerosis lateral amiotrófica, un momento terriblemente duro en la vida de la actriz. Tras esto, no se le han conocido más amores.
Aunque Lange nunca llegó a casarse con Sam Shepard ni con Mijaíl Barýshnikov, los padres de sus tres hijos, la actriz sí llegó a contraer matrimonio, aunque, eso sí, mucho antes de ser una gran estrella.
El hombre con el que Lange se dio el sí quiero fue, precisamente, un español: el fotógrafo Paco Grande, hijo del investigador Grande Cobián. La historia de este romance comenzó en las aulas de la Universidad de Minnesota, donde el español daba clases y Jessica, que era una amante de las Bellas Artes, estudiaba.
A pesar de la diferencia de edad (Lange tenía 19 y Grande 26 años cuando se conocieron), el flechazo fue inmediato, y tan fuerte que decidieron abandonar la Universidad para viajar juntos por Europa. Sus ganas de ver el mundo los llevaron a recorrer España en moto. En nuestro país, además, residieron durante un tiempo en Madrid, antes de lanzarse de nuevo a Europa y visitar Ámsterdam y París.
Tras su paso por el Viejo Continente, la pareja volvió a Estados Unidos, donde también tuvieron sus viajes y recorridos en moto. Poco después, en 1970, la pareja contrajo matrimonio, aunque la relación no duró tanto como esos primeros años de amor prometía.
A mediados de los 70, la actriz se cansó de la vida bohemia que llevaban y ambos tomaron caminos separados, aunque no firmarían el divorcio hasta 1982, año en el que, curiosamente, la actriz también terminaría su relación con Mijaíl Barýshnikov.
Después de la ruptura con el fotógrafo español, la actriz se instaló en Nueva York a estudiar interpretación. Su primer papel le llegó en 1976, de la mano de Dino De Laurentiis, que la eligió para hacer de novia de King Kong, y el resto, como quien dice, es historia.