Lecturas literarias por teléfono para aliviar la soledad: "Entre lector y escuchante se crea un vínculo afectivo muy entrañable"

  • Juan Sobrino, de 51 años, es el impulsor de 'Cuentos por teléfono', una iniciativa terapéutica que calma la sensación de abandono en verano

  • Voluntarios como Sebastián Badosa leen a mayores que están en sus residencias u hogares

  • Casi siempre escogen poemas, relatos cortos o adivinanzas que les permiten echar mano de sus recuerdos y conversar

Parece que la melancolía y el entristecimiento son cosa de la Navidad. Sin embargo, la mayor cifra de personas en situación de decaimiento emocional se produce en verano. Hasta el 11,4%, según el Imserso. A la soledad del resto del año se une la que provoca la marcha de los familiares con motivo de las vacaciones. Pero hay teléfonos que no descansan ni siquiera en agosto y uno de ellos es el de Juan Sobrino (51 años), impulsor de un club de lectura para mayores en Soto del Real (Madrid) desde la biblioteca municipal que él dirige. Ni veranea su móvil ni el de los voluntarios que trabajan con él en esta iniciativa, como Sebastián Badosa, de 68 años. Hablamos con ellos para que nos cuenten el valor terapéutico contra la soledad que puede tener una llamada en pleno mes de agosto.

María: pasión por Miguel Delibes

Sebastián, un catalán que reside en Guadalix de la Sierra (Madrid) desde hace 22 años, está jubilado, pero solo profesionalmente. "Siempre encuentro alguna causa social o educativa para mantenerme activo y una de ellas son las llamadas literarias y los proyectos de animación a la cultura para colectivos vulnerables que organiza la biblioteca de Soto del Real". Nos habla, por ejemplo, de María -nombre ficticio para proteger su anonimato-, una octogenaria que escucha sus lecturas desde una de las residencias de Soto del Real. "Una de sus novelas favoritas es 'Los santos inocentes', de Miguel Delibes. Su argumento le hace recordar curiosidades de esa España de los 60 y vivencias personales. Al final, la lectura acaba siendo el punto de partida de una conversación muy terapéutica para calmar su sensación de soledad".

La biblioterapia para mayores nació en 2013 para atender a la población mayor del municipio y de las residencias del entorno. Fue a raíz de la pandemia cuando se reinventó y pasó a llamarse 'Cuentos por teléfono'. "Estábamos habituados a desplazarnos hasta las residencias, pero al cortarse esa posibilidad decidimos continuar haciendo lo mismo desde nuestros teléfonos móviles. Las lecturas telefónicas evitaron un aislamiento añadido, dada la situación", explica Juan.

 La repercusión fue tal que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, reconoció su labor como un ejemplo de que "los europeos nos ayudamos unos a otros".

Su difusión en medios despertó el interés de personas de diferentes lugares de España que quisieron sumarse a la iniciativa y llegó un momento en el que contaban con más voluntarios que personas mayores.

La lectura protege su bienestar mental

Después de la pandemia, Juan valoró los beneficios positivos y decidió darle continuidad. Cree que es otra forma de proteger su bienestar mental y cognitivo, puesto que, además de aliviar la sensación de soledad, la lectura ayuda a mejorar las habilidades sociales de los mayores, favorece la memoria y la fluidez verbal y mejora la capacidad cognitiva. "Sobre todo, cubrimos un vacío emocional". Sebastián da fe de ello. "Al hilo de la lectura -indica- surgen muchos comentarios y preguntas que, inevitablemente, llevan a relatar episodios pasados, a recordar seres que formaron parte de sus vidas o a expresar cómo se sienten. Ahí es cuando veo el valor terapéutico tan efectivo que puede tener cada una de nuestras llamadas".

Cuentan con voluntarios de todas las edades, incluso niños. "Con ellos, las lecturas son especialmente gratificantes. No solo porque los niños aportan mucha alegría a la gente mayor, también por lo enriquecedor que resulta para una sociedad la comunicación intergeneracional", explica Juan. Menciona el caso de uno de sus voluntarios más jóvenes que lee a un mayor muy interesado por las adivinanzas. "Hay tan buena sintonía entre ellos que, una vez agotadas las adivinanzas de los libros, las busca en internet o pregunta entre su gente para llamar siempre con alguna adivinanza nueva para él".

Bibliotecas humanas, una experiencia danesa

Una experiencia similar nació durante un festival de verano Copenhague (Dinamarca) en 2000 bajo el nombre de bibliotecas humanas con el fin de tender un puente intergeneracional y ha repetido en unos 80 países. En este caso el voluntario se convierte, de forma gratuita, en un libro abierto con una historia que contar.

El autor puede ser un refugiado, un transexual o un discapacitado. Cualquier persona que quiera mostrar una realidad, romper estereotipos y fomentar un diálogo tolerante y comprensivo. Son historias muy genuinas porque son reales y contadas en primera persona.

Otra forma de ampliar la propia cultura

Sebastián reconoce que es una oportunidad para aprender de los demás y de sus experiencias vitales, para restar un poco de deshumanización a la sociedad actual, pero también para tener una mayor apertura como lector. "Hay autores que quizás no están en mi lista de preferencias y los descubro a partir de estas lecturas", revela Sebstián.

Al hablar con ellos, los voluntarios van conociendo un poco más sus gustos. "Si un hombre me cuenta que estuvo en uno de los últimos reemplazos que fueron al Sáhara, busco reportajes o textos que tengan que ver con su propia historia personal. Es importante adaptarse a la persona, a su edad y circunstancias y a sus gustos literarios", detalla Sebastián.

A veces son ellos los que proponen determinadas lecturas. En general, les gustan los cuentos, las narraciones cortas que pueden empezar y acabar en una llamada, las historias populares y la poesía. Los poemas de Machado, Gloria Fuertes y Federico García Lorca suelen estar entre sus favoritos, quizás porque les resultan más familiares y sirven de hilo para activar su memoria y recordar ese Madrid antiguo que conocieron o el barrio en el que jugaban. Les ha sorprendido su buena disposición para conocer autores nuevos y poetas jóvenes, como Ben Clark. Un género que no suele fallar es el biográfico. Les encanta conocer las vidas de personajes históricos o conocidos por algún motivo y se permiten reconocerse en algunos de sus rasgos.

Por la pasión que le pone a todo aquello que emprende, Juan Sobrino fue incluido en 2021 en Los 100 más creativos de España de la lista de Forbes. Además de esta iniciativa, tiene en marcha otros proyectos culturales y sociales, como un grupo de lectura formado por internos de la prisión de Soto del Real y miembros de su club de lectura habitual. "Leer a una persona es un gesto fácil, rápido y cómodo que crea entre lector y escuchante un vínculo afectivo muy entrañable".