Fue campeón de España de boxeo, fue presentador de ‘Hermano mayor’, se convirtió en activista contra el bullying y, ahora, Jero García (1970) tiene en sus manos su primera novela, ‘Cola de lagartija’. Entre esas páginas el exboxeador une muchas de las vivencias que se le han ido presentando a lo largo de su vida luchando contra la exclusión social y los abusos sexuales, aunque él mismo nos reconoce que “cualquier parecido con la realidad es pura casualidad, pero en esta vida hay muchas casualidades”.
Sentarse a escribir su primera novela no ha sido tarea fácil. Comenzó escribiendo las primeras líneas durante la pandemia hasta verse involucrado en largo sendero en el que asegura haber hecho “un viaje de introspección en el que en cada esquina he podido aprender algo de mí y de los personajes”.
En sus páginas narra una historia dura y complicada llena de mensajes, muchos de ellos ya los tenía en mente cuando se sentó a escribir y otros tantos fueron surgiendo cuando daba forma a la historia, pero si tiene que elegir, se queda con dos: “que hay que estar atentos a los niños, no podemos dejarlos solos; y que la vida no es fácil, nos vamos a caer muchas veces e intentar levantarse es obligatorio”. Historias duras como las que él mismo ha vivido tras dos décadas ayudando a chavales que han sido acosados y a los propios acosadores a través de su Fundación para que puedan superar la situación por la que pasan.
¿Recuerdas qué te hizo dar el paso para convertirte en activista contra el bullying?
Montar una Fundación que se dedica a la prevención de las violencias. Encontrarme las violencias, en ese caso de género, me hizo montar la ONG y luego una cosa me llevó a otra.
¿Hay más casos de acoso escolar ahora o es que se denuncia más?
Hay muchos más casos ahora y más crueles; hay más cantidad y calidad. Por supuesto que se denuncia más, pero se tendría que hacer aún más.
¿Qué consejo le darías a unos padres que descubren que su hijo es víctima de bullying?
Ir al colegio para activar el protocolo.
¿Y si es su hijo el acosador?
Lo primero reconocerlo y preguntarse: ¿Por qué tu hijo ha llegado a ese punto? Está claro que ha habido algún fallo en su educación. Entonces hay que reconocerlo y buscar ayuda, ya que ante un niño que insufla violencia, o se trata, o esa violencia irá a más.
¿Cómo se gestiona como padre?
La mejor gestión, como padre, tanto del acosado como del acosador, no es otra que la de estar atentos. No mirar a veces es no querer ver.
¿Cómo puede ayudar el deporte contra el acoso escolar?
El deporte es básico tanto para uno como para el otro. No nos olvidemos que el acosado y el acosador son víctimas, están dañados. El deporte les va a ayudar a regularse emocionalmente y a partir de ahí trabajar ese daño.
En tu fundación trabajan con el boxeo, ¿dónde está la clave para fomentar la no violencia con un deporte agresivo?
Nosotros utilizamos el boxeo sin contacto, así que la agresividad, además de estar reglada, está minimizada. El boxeo es “jugar a pelear” y te acerca al carácter primario del animal. Te ayuda a canalizar la agresividad y regular la ira, de manera que sin darte cuenta regulas también tus emociones.
¿Recurren a ti muchos chavales? ¿Te has visto identificado con alguno?
Sin duda, muchos recurren a mí y 'Cola de lagartija' tiene mucho de ellos. Y, por supuesto, Jero también tiene mucho de ellos.
¿Qué significa el boxeo en tu vida?
Debería de vivir tres vidas para agradecer al boxeo todo lo que ha hecho por mí.
¿Cuál ha sido la gran victoria de tu vida?
Mis hijos, sin duda.
¿Y la gran derrota?
No haber detectado la violencia de género en mi gimnasio, eso fue el detonante que hizo que yo me dedicase a la prevención de las violencias. Un día quise ser campeón del mundo, otro quise “hacer campeones del mundo” y ahora lo que quiero es que ningún entrenador de este país, independientemente del deporte que practiqué, pase por lo que yo pasé.
¿Qué le dirías hoy al Jero García que empezaba en el boxeo?
Que disfrute del momento.