Alison Bechdel (61 años, Pensilvania, Estados Unidos) comenzó a disfrutar de la vida en la madurez. La juventud le había traído un sinfín de quebraderos de cabeza, especialmente amplificados a raíz de su fuerte capacidad de autocrítica. Pero Bechdel no es ingenua. La historietista norteamericana, referente del cómic para adultos y defensora convencida de los derechos y visibilidad LGTBI con su tira cómica 'Dos lesbianas de cuidado', conoce a la perfección el momento vital por el que está pasando. Es consciente de que el paso de los años implica una merma prácticamente irreversible de sus capacidades físicas. Eso sí; darse cuenta de lo que supone el camino a la vejez, reconoce, le ha sido "útil" en su nueva obra, 'El secreto de la fuerza sobrehumana', unas memorias gráficas que abarcan las preocupaciones de toda una generación a través del running, el amor o la toma de conciencia del inexorable paso del tiempo.
Autora del éxito 'Fun Home' (2006) (que cuenta con una adaptación teatral de nombre homónimo que ganó 5 premios Tony), libro en el que relata la pelea interna de su padre para aceptar su homosexualidad, y '¿Eres mi madre?' (2012), Bechdel ha presentado su nueva creación en una rueda de prensa virtual desde su casa de Vermont, Estados Unidos, a la que ha acudido Uppers Te ofrecemos diez reflexiones acerca de su proceso creativo, el deporte, la madurez y todo lo que conlleva e incluimos algunas páginas del cómic, que ya está disponible en España.
"Fue difícil manejar los elementos de la historia del libro. Creía que iba a centrarme en el ejercicio físico, pero a medida que fui avanzando, otros aspectos de mi vida iban conectándose. Mi historia creativa, romántica, sentimental, y esa idea fundamental del libro, la búsqueda para trascender de mi yo cotidiano y dejar atrás mi yo doloroso para llegar a un estado de éxtasis donde pudiera liberarme de mí misma; todo fue confluyendo".
"Sigo siendo un obstáculo para mí misma, pero no tan grande como lo era por aquel entonces (sus años de juventud). Es una de las cosas estupendas de cumplir años. (...) Voy mejorando en muchas cosas, tengo más compasión conmigo misma, me trato mejor, no soy tan dura conmigo; siempre he sido muy autocrítica, cosa que me ha motivado y hecho ser más productiva, pero ha sido desagradable. Ahora creo que por fin estoy empezando a disfrutar de la vida y de mi trabajo".
"Nunca he pensado en vivir en otro momento de la historia. Es que ni siquiera puedo pensar en esa posibilidad; una de las particularidades que tiene el ser humano es que se le lanza en una época determinada, y ese tiempo de la historia forma parte de su identidad. (...) Yo no renunciaría a mi experiencia generacional para ser un joven hoy. Cuando miro a los jóvenes pienso: 'pobrecillos, qué horror de mundo les va a quedar'. No hubiera deseado nacer un día más tarde del que nací".
"Espero seguir corriendo durante mucho tiempo, pero quién sabe si mis piernas me fallarán. Si me fallan, buscaré algo más amable, como Tai-chi o pilates. Sí, seguro que el pilates es interesante, es posible que sea mi próximo deporte".
"Cuando era una joven historietista, en el año 2000, en el siglo XXI, las cosas no estaban muy bien. No había vendido mi libro, el panorama no era muy optimista, mis tiras de cómic no tenían tanto éxito y me costaba venderlas. Además, había cambios culturales, pensé que tenía que tener un trabajo de verdad. Pensé en convertirme en bibliotecaria. Aquello no ocurrió porque 'Fun Home' tuvo mucho éxito, un éxito enorme".
"No considero que la tumba sea algo necesariamente negativo. Mi padre tenía una funeraria y la muerte la veía a diario: muchos de mis amigos estaban alucinados. Hay gente que protege a sus hijos de la muerte, pero todo el mundo sabe que la muerte es el final. Todos nos vamos a morir, y todos sabemos que nos vamos a morir. Es interesante ver que la muerte se pone de manifiesto de forma distinta".
"En la infancia era algo abstracto, pero a medida que he ido cumpliendo años, a partir de los 40, sigo sin ser consciente de lo que significa la muerte. Cuanto más acepto que voy a morir, más presente me hace estar en la vida. (...) Si uno no puede aceptar la muerte, eso nos hace más rígidos, nos atasca y nos bloquea".
"El insomnio fue uno de los síntomas de la menopausia. Cuando empecé a tenerlo a finales de mis cuarenta, me pareció que estaba relacionado. Fue una llamada de atención, de alerta.. De repente, tomé conciencia de algo que estaba reprimiendo. Cuando llegas a la edad madura de repente te das cuenta de que el tiempo ha pasado, y para mí una de las manifestaciones de eso era que no era capaz de dormir. No sabía por qué; había un mensaje que brotaba de mi cuerpo y psique".
"La gente tenía la necesidad de verse reflejados en el mundo. Así me pasaba a mí; es un cómic que yo hice para los demás y para mí misma. Necesitaba ver un reflejo de quien yo era. Yo creo que durante algún tiempo esa fue mi misión, la de mostrar a las lesbianas en la vida cotidiana. Nosotras no éramos ni seductoras, ni borrachas empedernidas ni un monstruo. Era así como se nos representaba en la cultura popular. Yo creo que mucha gente me ha dicho que esas lesbianas en las tiras de cómic fueron las primeras que conocían, lo cual es ciertamente alarmante".
"El capítulo final de este libro es cuando yo estoy en la cincuentena. Empieza con la menopausia, que fue un periodo difícil para mí. Se produjeron cambios físicos, pero mayormente lo que yo noté eran cambios de humor, depresiones, tristeza. El tipo depresivo menopáusico es el miedo a perder la capacidad física y mental, y ese periodo fue algo temporal. Fue como echar un vistazo a lo que puede ocurrir. Uno envejece muy rápidamente y se atasca, pero me di cuenta de lo que supone, de que iba a perder facultades, y eso fue útil".