"He tenido que escribir algunos artículos muy complicados a lo largo de mi vida. Ninguno como este". Así es el inicio de la última columna de Almudena Grandes, de 61 años, en El País Semanal, en la que anuncia que hace un año que padece cáncer tras acudir a una revisión rutinaria. Durante este tiempo ha guardado silencio por ella misma, pero tras su ausencia en la Feria del Libro de Madrid, la escritora ha decidido hacerlo público en una columna en la que explica cómo se siente y cómo se ha sentido durante todo este proceso.
Hace un año empezó todo, como ella explica a lo largo del texto. "Revisión rutinaria, tumor maligno, buen pronóstico y a pelear. En aquel momento no quise dar la noticia porque necesitaba estar tranquila, confabularme con mi cuerpo y conmigo misma, pero en un año pasan muchas cosas. Tendría que habérseme ocurrido, pero no reaccioné a tiempo", escribía la columnista el domingo.
"Una enfermedad como otra cualquiera", así define Grandes al cáncer, una patología que desde sus palabras cree que no debe ser "nunca una maldición, ni una vergüenza, ni un castigo". La escritora no ha querido alarmar sobre su estado de salud, añadiendo que se encuentra bien y que está "en las mejores manos, segura, confiada, fuerte", pero reconoce que hace unas semanas una piedra se topó en su camino, coincidiendo con la Feria del Libro, donde sus altavoces "lanzaban a los cuatro vientos los nombres de los autores que estaban firmando en las casetas, entre ellos el mío, yo estaba en el hospital con una complicación intestinal, que no era grave pero sí pesada de resolver. Así comprendí que mi silencio había tenido un precio".
Almudena Grandes expone su fortuna por estar rodeada de gente que la quiere, que se ha preocupado por ella y "por una ausencia que debería haber explicado. Quiero pedirles perdón, contarles cómo me siento". Y ya no solo lo hace por sus más allegados o conocidos, también por sus lectores y lectoras, que "son muy importantes para mí, son mi libertad".
"Durante todo este proceso he estado escribiendo una novela que me ha mantenido entera, y ha trazado un propósito para el futuro que me ha ayudado tanto como mi tratamiento. Ahora necesito devolverle todo lo que me ha dado, encerrarme con ella, mimarla, terminarla, corregirla. Por eso voy a seguir desaparecida una buena temporada, y no devolveré mensajes, no contestaré llamadas, no daré noticias. Imagino que muchas personas lo comprenderán. Otros quizás no lo hagan, pero confío en que respeten mi decisión. Hasta que vuelva, aunque solo sea para mirar frente a frente al cielo de Madrid una vez más, antes de volver a esconderme".
Como ella escribe, no sabe cuando será, y si lo hará con pelo o sin él, pero en su columna lanza una promesa a todos: "volveré a sentarme en una caseta para firmar ejemplares y mirar a los ojos de mis lectores, de mis lectoras. Entre todos los personajes que existen, mis favoritos son los supervivientes, y no voy a defraudarme a mí misma, mucho menos a mis propios protagonistas".
Y aunque la escritora ha decidido desaparecer durante un tiempo, sí continuará escribiendo su columna. "Seguiré estando aquí, escribiendo un artículo en esta misma página cada dos semanas. Ese espacio, sagrado para mí, porque me permite mantener el contacto con mi lectores en cualquier circunstancia".