La literatura española está de luto. Hoy ha fallecido el escritor gallego Domingo Villar a los 51 años en el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo en el que ingresó el pasado lunes tras sufrir un infarto cerebral, tal y como ha informado la editorial Siruela. La novela negra era un género que manejaba a la perfección, escribiendo sus obras en gallego y luego traduciéndolas al castellano, y viceversa, y que incluso se adaptaron a otros idiomas tras su éxito.
Villar estaba casado con la periodista turolense Beatriz Lozano, con la que tenía tres hijos, Tomás, Mauro y Antón. "Un escritor que solo entendía la literatura que se escribe desde el corazón y que disfrutó de los pequeños placeres de la vida: la comida, los amigos, la música, la lectura, su Celta de Vigo y, sobre todo, la familia", ha escrito esta mañana la editorial Siruela en sus redes sociales.
Villar era, además, un gran conocedor del mundo del vino, pues era hijo de un bodeguero que le traspasó la pasión por la viticultura. "Mi padre y sus hermanos tenían una finca en la orilla del Miño en la que se hacía vino desde el siglo XVI, aunque la mayoría de los terrenos estaban ocupados por frutales", comentó el escritor a Pazo Baión. "La pasión por el mundo del vino se apoderó de mi padre desde que tenía 10 años y fue él quien nos convirtió a todos los hijos a la religión del vino", dijo.
Lo cierto es que Domingo Villar fue un escritor tardío, se licenció en Ciencia Empresariales y, en una conversación con XL Semanal explicó que su familia "tenía un negocio de plásticos y seguí un poco el impulso empresarial, me dejé llevar. También trabajé en una empresa química y en una bodega de vino, fui crítico gastronómico… pero siempre supe que quería ser escritor".
Leo Caldas es el inspector que protagoniza sus novelas. Lo presentó en 'Ojos de agua' (2006), y volvió a protagonizar sus dos novelas posteriores: 'La playa de los ahogados' (2009) y 'El último barco' (2019). Su segundo libro se adaptó en la gran pantalla con Carmelo Gómez en la piel del inspector. La tercera novela llegó años más tarde de lo esperado, ya que el escritor confesó que no le convencía el primer manuscrito y decidió reescribirla por completo.
Caldas era mucho más que el protagonista de las páginas que escribía era una parte de él, una especie de reflejo, ya que el personaje ficticio y el escritor coincidían en muchos aspectos. "Tenemos la misma edad, nos gustan los mismos sitios y las mismas cosas: la gastronomía, el vino…", confesó en una ocasión.
Nacido en Vigo, vivía en Madrid, pero continuaba amando su Galicia natal. A la hora de escribir lo hacía en un idioma y luego lo traducía al otro. Sus novelas, ambientadas en Galicia, en la zona de Vigo, una localización a la que convirtió en un personaje más de sus novelas.