Paloma Sánchez-Garnica (Madrid, 1962) estudió Derecho y lo ejerció. Hasta que un día decidió colgar la toga para "controlar las hormonas" de su hijo adolescente. Más tarde, a los 43 años, le dijo a su marido que iba a escribir una novela casi sin pensarlo. En 2006, su primera novela 'El gran arcano' vio la luz y su octava, 'Últimos días en Berlín', ha sido la finalista del Premio Planeta 2021.
"Este premio me permitirá llegar a lectores a los que no hubiera podido introducir en las historias de mis personajes nunca", expresa en esta entrevista para Uppers. Pero la charla con ella va más allá: los totalitarismos (los de entonces y los que se podrían repetir), la violencia contra las mujeres en las guerras, y la necesidad de contar con una habitación propia para escribir, como ya reivindicó Virginia Woolf hace más de 90 años.
Sánchez-Garnica lo tiene claro: "De los totalitarismos no estamos a salvo. Siempre deberíamos estar alerta y no bajar la guardia nunca". Eso es probablemente lo que pasó en Alemania y la Unión Soviética a mediados del siglo XX. "Los ciudadanos no lo vieron venir", subraya la escritora. Entonces, el nazismo y el estalinismo asolaban Europa dejando tras de sí un reguero de sangre y horror. Es en ese escenario sitúa a unos personajes de vidas anónimas "cuyas costumbres, leyes, principios morales o condicionantes sociales varían" en función del lugar donde se encuentren. A través de ellos, intenta entender qué podían sentir los ciudadanos de esa época y cómo gestionaron lo que aquellos tiempos convulsos estaban haciendo con ellos.
Por eso, propone la autora "la lectura y los libros para poder dialogar con ese pasado y evitar que suceda lo mismo en el futuro". En su opinión, esta sociedad "va encaminada a tener poco espíritu crítico. Hay un exceso de información que no cala y tampoco nos detenemos a analizar todas las ideas que nos vuelcan".
heroínasAdemás del amor, el hilo conductor de esta historia, Sánchez-Garnica se detiene en un asunto que se ha tratado pocas veces con poca profundidad: la violencia ejercida contra las mujeres en los conflictos bélicos. "Hubo violaciones durante varias semanas por muchos soldados a todo tipo de mujeres, desde las más jóvenes hasta ancianas de 90 años. Se convirtieron en un saco en el que echaron todo el resentimiento, toda la brutalidad y la deshumanización de cuatro años de guerra", relata la escritora. Aquellos hechos tuvieron lugar en el Berlín tras el suicidio de Hitler. "Es un poco la visión de la guerra a través de los ojos de las mujeres. Parece que los hombres son los que la hacen y las mujeres las que las sufren", añade.
A la pregunta sobre en qué punto se encuentra la sociedad actualmente respecto a la violencia contra las mujeres, Sánchez Garnica aclara que "el mundo no es un remanso de paz. Pero el estado de derecho en el que nos encontramos permite castigar este tipo de delitos, a diferencia de los que se cometieron entonces, que quedaron impunes". También se muestra un tanto optimista con todo lo que se ha conseguido en los últimos años: "La sociedad está más sensibilizada que hace veinte años y eso nos lo tenemos que reconocer. Acabar con esta violencia es una cuestión de educación". A ello han contribuido "el feminismo y en general la mentalidad de la sociedad por querer involucrarse", señala.
En una cena con sus amigos, en la que todos habían cumplido los cuarenta, alguien dijo: "para que te recuerden hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro". A Sánchez-Garnica lo único que le faltaba era publicar una novela. Pudo dedicarse en exclusiva a la literatura porque tuvo "la posibilidad de contar con un cuarto propio con cerrojo, así como con un sustento que pudiera cubrir las necesidades básicas", explica.
Tras ocho novelas, Sánchez-Garnica es una autora consolidada en un panorama en el que "las mujeres han entrado con mucha fuerza y están pisando fuerte", asegura. Por otro lado, subraya que "tenemos que dejar de normalizar que las mujeres solo hacen literatura para mujeres y los hombres escriben para todos. Hay que dejar esos prejuiciosa a un lado ya".