Uno de los secretos mejor guardados de la literatura en nuestro país por fin ha sido desvelado. Ahora ya sabemos que la escritora de bestseller, Carmen Mola, no era una profesora universitaria y tampoco tenía tres hijos; ella era en realidad el seudónimo bajo el que se escondían tres guionistas: Jorge Díaz (1962), Agustín Martínez (1975) y Antonio Mercero (1969). ¿La razón de este desenmascaramiento? Un Premio Planeta que, en esta septuagésima edición, ascendía a 1.000.000 de euros para el ganador. Con este galardón, por cierto, Planeta aprovecha la coyuntura para robarle Mola a su mayor competidor editorial, Random House.
Es aquí cuando estalla el debate sobre la elección de un seudónimo con nombre de mujer (en el que detrás hay hombres) en un mundo en el que a las escritoras les cuesta aún hacerse un hueco. El año de 'La novia gitana', su primera obra, se publicaron más de 30 mil títulos escritos por hombres frente a los 17 mil de mujeres.
La polémica ha sido tal que, incluso en una librería especializada en feminismo, han retirado sus novelas. También algunos lectores se han sentido engañados al descubrir que lo que se contaba en las entrevistas era pura ficción. No ha dejado indiferente a nadie. Por supuesto, tampoco a ellos. Sin embargo, prefieren no entrar al trapo cuando se les pregunta si entienden las críticas: "Más que entenderlo lo respetamos, pero no creemos que tengamos que confrontarlas", cuentan a cámara para Uppers. Los tres autores han venido aquí a hablar de su último libro, 'La Bestia' (Planeta, 2021), de redactar una novela a seis manos, de cómo es salir del anonimato tras cuatro años, y de anteponer la obra al género de quien la escribe.
Para el trío, la clave del éxito de Carmen Mola es por lo que se dice dentro de la novela, no fuera. “No me interesa si es un hombre o una mujer el que escribe, sino que la historia sea buena, esté bien escrita y los personajes adecuadamente construidos”, declara Agustín Martínez. Insisten en que ellos no se han escondido tras un seudónimo, sino detrás de sus novelas, por lo que el género del autor acabaría perdiendo peso. "La editorial no estaba comprando a una autora, sino a un seudónimo que no se sabía a quién correspondía", señala Martínez. Proponen, de hecho, un ejercicio: separar al autor de su obra. “Esas decepciones de que Bette Davis era tu ídolo y descubres en una biografía que su vida era un desastre y, sin embargo, a ti te encantaba”, pone como ejemplo Antonio Mercero.
Sin embargo, las mujeres, aunque más lectoras, siguen publicando menos. ¿Por qué? Jorge Díaz sugiere que "si se hubiera determinado que este año se iban a publicar cinco obras de escritoras y nosotros nos metiésemos ahí y solo quedaran cuatro, entonces creo que habría motivos para quejarse". A esa opinión se suma Mercero: "Los datos no me dicen que vendan más las mujeres o que se tengan más posibilidades de vender con un seudónimo femenino. No me consta”.
La elección del suyo, Carmen Mola, fue al azar y apenas les llevó un minuto. Como un anagrama de sus nombres, un acrónimo o alguno con toque anglosajón hubiese resultado un desastre y, sobre todo, les hubiese desenmascarado, optaron por "otro que se alejase completamente de nosotros, como un nombre femenino". Tampoco es un homenaje a alguna de las mujeres de su vida y no encierra un mensaje que haya que descifrar. "Carmen Mola es casual", confirman los tres.
Si hay otro asunto que ha sorprendido es el de que una novela sea escrita a seis manos. Y, aún más curioso, es el hecho de que sea gestada casi como un guion audiovisual: "nos planteamos llevar el sistema de trabajo de las series, en el que trabajamos exhaustivamente el tema, la trama, los personajes, el estilo y el ritmo. Se desarrolla de manera muy firme la escaleta. Es donde mejor nos lo pasamos”, explica Díaz. "De escribir y reescribir ha nacido el estilo de Carmen Mola, que no es sino una combinación del talento y la manera de escribir de los tres", añade.
Aunque no es tan fácil porque para conseguir el resultado final han de llegar a un consenso. "Somos humildes, dejamos el ego en la puerta antes de entrar en la sala de reuniones. Los guionistas tenemos más tragaderas a la hora de aceptar que Jorge o Agustín me reescriban una parte que he hecho yo", señala Mercero. Y Martínez matiza: "Anteponemos la historia a nuestro ego2.
Se plantea, por tanto, una nueva vía de abordar una novela, mediante un colectivo de creativos. Sucede en la música, en el cine, e incluso en el arte: "Nadie pone en duda que una obra de los Beatles es una obra de autor. Lo que queremos es llevar ese concepto a la literatura", explica Martínez.
Es su quinta novela y la que ha despejado la incógnita que faltaba: conocer la identidad de Carmen Mola. Cuando se presentaron, hicieron el pacto de darse a conocer si es que obtenían el premio. Y lo ganaron: “No había otro remedio. Acaba nuestra vida tranquila en el anonimato y, ojo, nos vamos a ir al otro extremo. Pero merece la pena”, opina Mercero.
Además, esta obra se distingue por muchos otros aspectos. Se desvinculan del personaje que hizo famosa a Carmen Mola, la inspectora Elena Blanco. Y se trasladan a una de las épocas más convulsas de la historia de Madrid. "Encontramos que en el siglo XIX había tenido lugar una matanza de frailes y eso nos parecía muy Carmen Mola. Nos pusimos a investigar a qué se debía ese acceso de ira", comenta Díaz.
Y eso los llevó a 1834, momento en el que otra epidemia, la del cólera, asola Madrid, una ciudad sin ley. Comienzan a aparecer cuerpos de niñas descuartizadas. Los crímenes se atribuyen a la Bestia, que no se sabe si es un hombre, un monstruo o un ser mitológico. "No existía la policía o estaba en sus albores. Entonces, aparecían cadáveres en las calles que nadie reclamaba o que nadie investigaba. Estamos hablando de una sociedad muy distinta de la actual: una sociedad de sotanas, a un año de la Desamortización de Mendizábal, que le quita al clero sus privilegios", relata Mercero.
¿Sigue siendo Madrid tan cruel?, le preguntamos. "No tanto. Los pobres en 1834 eran rematadamente pobres. Por supuesto, en 2021 sigue habiendo pobres. Sigue habiendo pobres de los que no se termina de ocupar del todo la clase dirigente. Pero nada que ver con la de entonces, que estaban dejadas a la mano de Dios", contesta Antonio Mercero.
No tienen claro si las ventas de 'La Bestia' aumentarán o descenderán tras la polémica. "Lo que nos gusta es que esta vez no haya sido un partido del Madrid el que ha estado en boca de todos, sino un libro. Todos necesitamos que la cultura haya ocupado ese hueco en la conversación", señala Agustín Martínez.
"Nosotros somos tres escritores que disfrutan de su trabajo, no atizadores de debate”, comenta Mercero. “Y queremos seguir escribiendo juntos, porque creemos que a Carmen Mola le queda mucha vida por delante”, remata Díaz