En torno a un 10% de la población española toca un instrumento musical. Por lo general, cuando somos niños nuestros padres intentan hacer de nosotros una estrella de la música, pero pocos llegan a ese nivel. No obstante, nunca es tarde para afinar el oído, que se lo digan a José María, Purificación o Roberto. Ahora, cuando son adultos, es cuando ellos tres han comenzado a recibir clases de piano y a practicar cada día. ¿Dificultades? Por supuesto, pero el resultado es más que gratificante. Ellos tres nos cuentan su experiencia.
A sus 85, y con una pandemia de por medio, José María se ha acostumbrado a las clases online de piano, una aventura a la que se lanzó "porque es una ilusión que tengo y una motivación que no he llegado a realizar plenamente con anterioridad", nos cuenta. Él ya tenía conocimientos previos y, dada la libertad que este tipo de clases le ofrece, practica cada de una y media a dos horas.
Ante los prejuicios, admite que no se ve limitado en nada cuando se sienta a tocar el piano, algo que define como un "delirio, un placer máximo", y eso que sabe perfectamente que no es sencillo. "Todas las ciencias requieren su estudio y dedicación de tiempo. Sin embargo, lo hago con gusto. Tengo las ideas claras de acabar este reto".
El piano es una afición que, además, le ofrece beneficios. Por una parte, asegura que le da agilidad a los dedos y que a sus 85 años no le "viene nada mal, me calma porque cuando toco estoy muy a gusto".
José María asegura que su familia ya le ha pedido que al menos les dé un pequeño concierto de piano, aunque aún no se ha atrevido a ello. Con quien también tiene una cuenta pendiente es con su nieto, "ahora tiene 18 años y me dice que a ver si tocamos, él el saxo y yo el piano".
Con 74 años, Purificación no contaba con conocimientos previos sobre piano, "me suponía un reto importante a estas alturas de la vida", admite. Pero un día se encontró en Internet por pura casualidad con las clases online de piano y decidió probar el método, con el que se muestra contenta porque le "permite acomodar mis tiempos. Puedo llevar mi ritmo personal, es un trabajo adaptado a las circunstancias de cada alumno".
No todo es tan sencillo. Al empezar de cero explica que "todo es un mundo. El manejo de los dedos, la compresión de los compases, crear la melodía, adquirir el sentido del sonido, adaptarse a una buena postura delante del piano, mantenerla y, a la vez, tocar el piano".
Aunque está empezando, tocar ya le resulta gratificante, "un placer que se convierte en una concentración que me evade de todo lo que existe a mi alrededor. Es un buen ejemplo de descarga de ansiedades y situaciones estresantes de la vida. Te permite ordenar el tiempo, agilizar las manos… te tiene alerta a nuevas situaciones que vas experimentando".
Por el momento solo ha tocado para sus hijos, fueron ellos los que al inicio de la pandemia le regalaron un teclado eléctrico "que no podía utilizar porque no sabía nada hasta que descubrí las clases online".
Cuando estábamos saliendo del primer confinamiento de la pandemia Roberto se animó a recibir clases de piano online que le permitiesen organizar sus propios tiempos. Aunque sí que tenía conocimientos básicos de guitarra, lo cierto es que no sabía nada de piano y ahora cada vez que tiene un rato libre afirma que lo aprovecha para sentarse "frente a las teclas". El piano no es un instrumento fácil, "hay que dedicarle tiempo", nos admite, pero cuando “consigues un buen sonido es algo impresionante”.
Para Roberto el principal beneficio que encuentra en el piano es que le "hace ejercitar la memoria. A veces me da sosiego y otras me genera ansia de conseguir algo que no te sale, ambas las considero positivas", explica.
Hasta ahora solo ha tocado "alguna cosita" ante amigos y familiares, aunque espera, dice, poder tocar en algún momento el acompañamiento de 'Bailar Pegados' "para cantar con amigos de cachondeo", bromea.