Rosa Lagarrigue es, a sus 67 años, la manager más importante de este país. Fue la impulsora de la carrera de tres de los nombres fundamentales del pop español -Mecano, Miguel Bosé y Alejandro Sanz- y hoy dirige las de Raphael, Rozalén, Andrés Suárez, Vanesa Martín o Sara Baras. Lleva ya más de cuatro décadas como agente musical y ha sido homenajeada recientemente en los Grammy Latinos, que le otorgaron un 'Founder Award' por su "labor como mujer líder en la industria" mundial.
En una entrevista con Fernando Navarro en 'El País', Lagarrigue reconoce que nunca ha sido consciente de haber sido mujer "en un mundo de hombres" y que siempre ha vivido todo "de una forma natural". Sí admite que el negocio ha cambiado mucho -"antes un artista se pateaba España para hacer promoción y ahora lo hace por teléfono o zoom"- y que hoy es más importante el número de seguidores en las redes sociales que la cifra de discos vendidos. Pero algo sigue siendo fundamental: "El artista es bueno cuando tiene un magnetismo que atrae". En ese sentido, su trabajo tiene mucho de psicóloga, porque "cada artista es un traje a medida que tienes que hacer". La manager repasa en esa entrevista los nombres más importantes con los que ha trabajado.
"Al conocerlos de cerca, me gustó mucho el motivo que me dieron: ‘Queremos ser internacionales’ (...) Eran peleones y ambiciosos. Sabían perfectamente lo que querían y a mí me encantaba. Es importantísimo que un artista esté encima de su trabajo y me encanta que me llame mucho para consultar todo. (...) Se tomaron un descanso, realmente. José María decidió, entonces, que dejaba el grupo. Cada uno quería una cosa diferente. Sueño con la posibilidad de volverlos a reunir. Me parece una pena que no suceda (...) Está muy difícil".
"Era el número uno. Entraba en una habitación y todas las miradas iban para él. No por guapo, que también, sino por carisma (...) Tuvimos desavenencias. Él decía que hacía lo que le daba la gana y con toda la razón (risas). Y yo decía que, si no me hacía caso y no servía de nada, me iba. Fue un razonamiento un poco infantil y con carencia de experiencia. Con los años, he aprendido que es el artista quien decide siempre. Tu trabajo como manager es aconsejar, dirigir y decir lo que piensas. Era una época muy pasional. Sigue siendo un gran amigo mío y un profesional que respeto mucho".
"Me llegó a través de Warner. Iñigo Zabala firma a Alejandro. Iñigo era muy amigo mío y me dice que está loco con este artista. Me entrevisté con Alejandro y lo firmé. La música que había escuchado era un tiro y lo que vi fue un carisma brutal. Una simpatía devoradora". Sobre su ruptura, que acabó en un juicio que perdió el artista: "Tengo una capacidad magnifica para borrar las cosas negativas. Me quedo con 25 años maravillosos de haber trabajado con uno de los grandes artistas latinos".
"Fue un trabajo como si fuese un artista de 25 años, de pop y nuevo. Le encantó. Hicimos una línea muy distinta a lo que había hecho. A él le gusta renovarse y se adaptó muy bien. Si se ve su especial de Navidad, está con Guitarricadelafuente. A él le encanta. Es una máquina. Raphael siempre va por delante. Es imposible ir por delante de él. Nos lleva años luz."
"De las pocas artistas que trabajo con ella desde sus principios. Ella viene por YouTube. Me pareció una maravilla y me enamoré de ella desde el primer instante. La invité a tocar en la fiesta que hago en Navidad en mi casa. Tocó cuatro canciones y nos quedamos todos enamorados. Llevamos diez años y es fantástico. Tiene talento, carisma y unos resultados buenísimos".